España, 92 Croacia, 66
La decepción fue tremenda dos días antes al quedarse fuera de la lucha por el oro, su verdadero objetivo, pero España se recuperó del batacazo para arrollar de nuevo a Croacia y seguir en la élite. Tampoco se bajó del podio en el Eurobasket de Eslovenia, donde atrapó el bronce, su cuarta medalla europea consecutiva, la séptima en los ocho últimos grandes campeonatos, al responder en un partido en el que no solo estaba en juego un metal obligado, sino también el orgullo de un equipo acostumbrado a ganarlo prácticamente todo. Aunque el bronce sea un pobre consuelo, amargo para España, con el tiempo debería tener un mejor sabor para esta selección que tenía prohibido fallar en su despedida de Liubliana y demostró otra vez, ante el mismo rival frente al que arrancó radiante el reto imposible de tres oros continentales seguidos, su poderío y mentalidad ganadora.
Triunfó España agarrada al carácter y el tiro de Sergio Lull, representante de la casta de esta selección que con Juan Antonio Orenga ha tenido excesivos altibajos y se ha asustado en los momentos decisivos, como ocurrió en las semifinales ante Francia, pero que en la pelea desigual por el último escalón no sintió presión y ofreció la versión esperada. A ello ayudó no solo el genial y explosivo Llull, por fin descarado como es él y determinante en el Europeo (cinco triples de diez), sino también la solidez interior, con otro secundario como Víctor Claver, que necesitaba un encuentro así, y, cómo no, con el siempre fiable y contundente Marc Gasol, autor de 17 puntos y ocho rebotes, para volver a dejar prácticamente inédito a Tomic.
Por fuera y por dentro, España apabulló a Croacia, a la que no le bastó con el talento del canterano madridista Bogdanovic, máximo anotador del partido pero desaparecido tras el descanso, cuando ‘La Roja’, entregada a la defensa y a una segunda unidad que pide paso, pisó el acelerador en un duelo en el que había que tener la cabeza fría y en el que, excepto Marc y Claver, los otros titulares no tuvieron protagonismo ofensivo cuando se esperaba bastante más de ellos, como también de Orenga a lo largo de todo el torneo. Hace cuatro años el mediano de los Gasol se quejaba tras la segunda derrota sufrida ante Turquía en el Eurobasket de Polonia de habérsela jugado «con el chico que acaba de llegar» cuando ahí estaba Pau. Aludía entonces al debutante Llull. Ahora, sin su hermano en Eslovenia y con el base-escolta del Real Madrid en estado de gracia, debe agradecerle su garra, decisión, carácter y acierto, porque fue Llull quien, en los momentos de verdadero agobio, cuando se encendió la luz de alarma en el segundo cuarto, al ponerse Croacia arriba por primera y única vez (27-28), asumió el liderazgo.
Sacó su fusil
La defensa en zona croata ya había complicado mucho a España en el inicio del encuentro, y no era la primera vez que se le atragantaba en Eslovenia, pero con Rudy de nuevo muy errático en ataque -en lanzamiento exterior (un triple de sólo dos intentos) y en penetraciones-, surgió la figura del jugador mallorquín. Con dos triples consecutivos en momentos clave, Sergio Llull frenó el ímpetu de una Croacia que solo era Bogdanovic y relanzó a una selección en la que los que están en un nivel inferior a las grandes estrellas, reivindicaron, pese a que en algunos casos falte calidad y fortaleza mental, su derecho a la gloria ante las importantísimas ausencias de Pau, Navarro, Reyes e Ibaka.
Lo consiguió Llull, ya desde hace tiempo pieza imprescindible en esta España, y también Claver, que a sus 16 puntos sumó seis rebotes y estuvo casi infalible desde la línea de personales. Con la defensa colectiva, pese a que Rudy tuvo muchísimos problemas para sujetar a Bogdanovic en el primer tiempo, en el que la figura croata anotó casi todos su puntos (19 de 22), todo fue mucho más fácil para liberarse en ataque tras el descanso. A Bogdanovic le dio réplica desde el exterior Llull cuando España más lo necesitaba en la primera mitad. Si ante los franceses a todos les quemó el balón y nadie se atrevió ni siquiera a tirar para tener esperanzas de repetir final, frente a los croatas fue el balear, respaldado dentro por Marc y Claver, quien sacó su fusil para permitir que la bicampeona de Europa tuviese una tarde muy plácida. Para colgarse España una medalla que sabe a poco pero también tiene un gran valor y podrá ilusionar para el futuro, porque no hay que olvidarse de las bajas, de los mismos que se retirarán tras la Copa del Mundo de 2014.
