Ficha técnica
Tony Parker se vengó del miedo y la precipitación de España y se esfumó el sueño del tercer oro europeo consecutivo. España perdió su cuarto final apretado en el Eurobasket de Eslovenia, su segunda prórroga, y quedó relegada así a la lucha por el bronce al sucumbir ante el talento de la estrella francesa, el físico de un enemigo con enormes ganas de revancha, y sus propias debilidades. Este domingo España luchará por su séptima medalla en los ochos últimos grandes campeonatos, pero el sabor ya es amargo, después de demostrar de nuevo que esta selección no sabe jugar bajo presión y carece del poderío mental de antaño. Le quemó el balón a la selección en los momentos decisivos y así cayó, nerviosa y rendida ante un Parker inmenso (32 puntos, seis rebotes y 11 faltas recibidas).
Solo cuando el genial base francés no estuvo en pista España pudo disfrutar. Insuficiente. Cuando él estuvo, impuso excesivo respeto, fue imparable, y la bicampeona de Europa, acogotada con la remontada del rival, fue incapaz de elegir bien sus ataques. Falló un triple decisivo Calderón sin oposición que no evitó la prórroga, y en el tiempo añadido, con Francia bastante más fuerte física y psicológicamente, Marc Gasol tampoco acertó a la desesperada casi sin tiempo, aunque donde España echó su trabajo por tierra fue en los dos últimos cuartos. Tampoco sirvió de nada la exhibición de Sergio en la primera parte ni la resurrección de Rudy tras el descanso cuando España ya casi KO, camino de una decepción inmensa.
España fue de más a menos, y lo que ocurrió en el primer tiempo fue un espejismo. Con Parker ya enchufado desde el pitido inicial, Francia se puso por primera vez arriba (12-14), pero fue salir el 'Chacho' y España pareció disparada hacia la final. Con un demoledor parcial de 22-6 con Sergio en pista y con anotación de todos los españoles que en ese momento habían saltado a la cancha (hasta diez) a cinco minutos del descanso, la bicampeona le dio entonces un repaso de consideración a una selección rota sin su líder y atolondrada sin tiro exterior (0 de 8 triples en el primer tiempo), al quedarse mermada por las dos personales de Batum. España, sin una demostración brillantísima, pero sí muy seria y con un juego coral muy efectivo, despejaba el camino hacia la gloria reduciendo a los franceses a solo 20 puntos en dos cuartos. Una barbaridad la defensa española, la alegría y fluidez que propició Sergio, y el carácter y sacrificio de un equipo muy acostumbrado a esas exigencias.
España tuvo muchos problemas al principio para sujetar a Parker solo con Ricky o su defensa zonal, pero en cuanto Calderón cogió a la estrella francesa, los de Orenga apretaron los dientes atrás y Sergio comenzó a producir o dar asistencias, aquello dio un vuelco espectacular. España provocó un cortocircuito en la ofensiva francesa y comenzó a correr y crear como le gusta. No hacía demasiada falta Marc Gasol por dentro, porque el veneno llegó desde el exterior, con tres triples consecutivos, de Aguilar, Sergio y San Emeterio, que certificaban poco después un parcial de 13-0, de 9-0 sin la velocidad ni el talento de Parker.
Dejar en solo seis puntos a Francia en el segundo cuarto sonaba a broma y, aunque ayudó lo suyo la ausencia de Parker, había sido, sobre todo, la intensidad española, la que había llevado a creer en el triunfo. Pero aquello no era real, porque era demasiado fácil para tratarse de una semifinal y frente a un enemigo que con la calidad de Parker, el músculo de sus compañeros y la dureza que suelen emplear no iba a dejarse apabullar. Estaba muerta Francia en el descanso, pero el intermedio le valió para resurgir ante una España a la que no le bastó su amplia diferencia del descanso (34-20). Cuando el partido se le puso realmente feo, empezó a salirle todo a la subcampeona y España no encontró la forma de superar su defensa en zona. Francia se agarró a su potencial atlético y a su lanzamiento lejano para mermar la moral de los españoles, atascados y sin poder correr. Ni siquiera sirvió como revulsivo Sergio. A España empezó a temblar y, además de Parker, su atasco ofensivo y su mala selección de tiro acabó por sepultarla.