Iglesias de Madrid
Santa María la Blanca: Entra un pobre y sale un santo
El templo da apoyo escolar y cuenta con un «hogar de acogida» y un comedor social
La parroquia Santa María la Blanca de Canillejas (plaza de la Villa de Canillejas, 1) es mucho más que una parroquia, es un pueblo, una familia. Quizá se podría decir que Canillejas es Santa María la Blanca, piedad, devoción a una imagen popular y sentida. Y como dice su párroco, el joven sacerdote José Crespo Márquez , «no hay nada social que no esté vinculado a una familia y a la fe que estrecha los vínculos en la familia». Asentada en una histórica población, que se anexionó a Madrid en 1949, y albergada en un templo que ahora es noticia por uno de los artesanados más impresionantes de nuestro arte capitalino , la comunidad está empeñada en la revolución del amor : «Amar siempre más».
Habría que contar mucho de la historia de este pueblo y de esta parroquia, asentamiento ya en el siglo XIV, que según Madoz significa escasez de población al ser fundado. El templo, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI , con añadidos posteriores del XVII, tiene estrechos vínculos con Toledo, de cuyo arzobispado dependía. La Iglesia fue arrasada en la Guerra Civil , se perdieron entonces los retablos y el órgano. Hoy se ha convertido en un centro integral de atención a las personas , tanto para su vida espiritual, el camino de la santidad personal, como de desarrollo.
La historia comenzó con el tradicional reparto de alimentos a familias necesitadas, en un barrio en el que la población se iba haciendo mayor, los hijos se marchaban a zonas colindantes en las que el precio, y el espacio, de la vivienda es más asequible. Además llegaba un aluvión de personas procedentes de la inmigración , principalmente de Venezuela, Colombia, Perú, Nicaragua y Ecuador. Toda persona que se acerca a la parroquia con una necesidad material demanda también una ayuda espiritual . ¿Por qué separar la dimensión material de la necesidad que nace del corazón? Como cuenta José Crespo, «los pobres evangelizan a los pobres. Y todos lo somos de una forma u otra. Se trataba que todos formáramos una gran familia en la que nos ayudemos y busquemos la santidad. Aquí son beneficiarios tanto los voluntarios , los que viene de fuera como los del barrio, como las personas que reciben las ayudas, que luego se convierten en voluntarios». «Amar siempre más» se traduce en un itinerario para crecer en el amor de Dios y en al amor al prójimo.
¿Cómo se palpa que el amor siempre es más? Con un comedor , que ahora está centrado, hasta que se tengan los permisos oficiales completos, en una cocina a todo gas que prepara comida para ser distribuida por el barrio. Por ejemplo, a las personas mayores con riesgo de accidentes domésticos a la hora de ponerse a cocinar, a familias que no tienen lo más básicos o inmigrantes que alquilan habitaciones en pisos sin derecho a cocina. Las historias de los pisos patera darían para una serie, injusticia que clama al cielo.
«Amar siempre más» es también apoyo escolar a los niños con dificultades escolares y de integración. Y también el «hogar de acogida», una casa con personas que han sido expulsadas por impago de los pisos pateras, o madres solteras que ven amenazado el don de la vida que llevan dentro. A estos proyectos, que están en marcha, que necesitan de la ayuda de todos, se suma el Servicio de Orientación al Empleo , la bolsa de trabajo y los talleres que se organizan destinados a la preparación profesional , como el de limpieza o el de cocina. Nada de esta constelación del amor que siempre es más, que nunca es poco, sería posible sin la ayuda de voluntarios, entre otros, los de la Asociación Tsuneni, grupo independiente de gente joven que está ahí siempre.
Pero la parroquia no se acaba aquí, ni se agota en estas actividades. El proyecto « Tú eres importante », ahora ralentizado por la pandemia , destinado a las personas mayores y sus necesidades sociales y de convivencia. De ahí surgió por ejemplo uno de los grupos más activos de la parroquia, el grupo Tejedoras , dedicadas a elaborar bufandas y cuellos solidarios. Hay que de los talleres de iniciación a la oración, de la Renovación Carismática, de las catequesis , de una intensa vida de familia, al fin y al cabo. Aquí, entra un pobre y sale un santo, como diría el clásico.
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