Política municipal

Noriega se pone contra las cuerdas

La minoría del alcalde y su falta de talante bloquean la acción del gobierno compostelano

Martiño Noriega, alcalde de Santiago EFE

DARÍO DOMÍNGUEZ

«Cuando no hay mayorías absolutas, todos deben ceder en la negociación, pero las cesiones deben ser proporcionales al resultado electoral». Esta frase del alcalde de Santiago pronunciada hace unas semanas se acabaría convirtiendo en el resumen de sus primeros meses de mandato. Martiño Noriega llegó al Pazo de Raxoi erigido en adalid del diálogo , confiado en que su triunfo electoral, unido a la amplia mayoría que conforman sus ediles con las otras dos formaciones de izquierda de la corporación municipal , le garantizaría una plácida travesía por el Gobierno municipal.

«PP y PSOE están haciendo una moción de censura encubierta a este gobierno por la vía fiscal»

Pero no tardaron en rebajarse sus expectativas. De una parte, sus antiguos compañeros del BNG , que pensaban entrar en el gobierno municipal, renunciaron a ello cuando Noriega asignó en un primer momento las áreas sin contar con ello s. La disculpa que empleó sobre la supuesta «provisionalidad» del reparto no fue aceptada y las relaciones entre los dos líderes, otrora amigos, comenzaron a tensarse. De la otra, los socialistas, con Francisco Reyes al frente, que mostraron desde el inicio su falta de sintonía con los rupturistas absteniéndose en la toma de posesión.

De este modo, y con el Partido Popular en el papel de grupo mayoritario de la oposición, la situación se abocó rápidamente al enquiste. Noriega debía poner en marcha un gobierno sin una mayoría suficiente para sacar grandes iniciativas adelante, y con los puentes de diálogo rotos antes siquiera de haberlos construido.

«Pinza PP-PSOE»

El primer escollo de gravedad que no salvó el equipo del regidor fue la aprobación de las ordenanzas fiscales para el próximo año. Compostela Aberta proponía una subida generalizada del IBI , el PP su congelación y el PSOE una bajada drástica. Tras intentar llegar a puntos de encuentro en la negociación de exenciones, el grupo mayoritario se negó a aceptar las propuestas de la oposición. Las posturas se movieron y, ya en el pleno, Compostela Aberta se mostró favorable al mantenimiento del tipo de gravamen, pero la ruptura con la palabra dada horas antes llevó al PP a apoyar la iniciativa de reducción socialista.

«Si quieren gobernar, háganlo. Lo que no pueden hacer es querer mandar desde la oposición»

Y aquí llegó el primer gran enfado del alcalde, que acusó a los dos partidos de hacerle «una moción de censura por la vía fiscal» , ya que la decisión compromete los planes de gasto para el próximo ejercicio. Los asesores de Noriega empezaron a usar el lema «pinza PP-PSOE» para arremeter contra ambas formaciones, que han seguido empleando en los últimos meses.

Nuevos frentes

Esta semana se produjo un nuevo episodio en el conflicto con motivo del reparto de cargos en los consejos de administración en las empresas públicas Tussa, Incolsa y el Auditorio compostelano. La oposición denunció que el grupo mayoritario se saltó un acuerdo alcanzado en junta de portavoces , ya que se había pactado que Compostela Aberta tendría dos representantes, los mismos que el PP, por uno de PSOE y Bloque, de modo que los rupturistas ya tendrían ventaja por el voto de calidad de una presidencia que les corresponde. En la organización final, incluyeron en los consejos a dos concejales y al alcalde en la presidencia, de modo que contarían con uno más de los representantes acordados.

Ante esto, el PP llevó una moción al pleno para que se corrigiese esta incidencia, de forma que Noriega debería apartarse de la presidencia y delegarla en un concejal para no alterar la proporcionalidad. Y con su aprobación llegó un nuevo enojo del primer edil de la ciudad, que retomó el discurso de la conspiración del bipartidismo contra él. «Si quieren pueden presentar una moción de censura, lo que no es posible es gobernar desde la oposición ni estar bloqueando la administración un día sí y otro también» , criticó.

Los portavoces de la oposición respondieron al alcalde invitándolo a que cumpla los acuerdos. «Noriega solo respeta al pleno como órgano decisorio cuando le gusta lo que se aprueba», recriminó Reyes , que le recordó que «no puede pretender gobernar como si tuviese mayoría absoluta».

Previsiblemente, no tardará mucho en escribirse una nueva página de esta polémica , ya que el munícipe capitalino empezará el año con los presupuestos que aprobó su predecesor prorrogados . Una vez más, la falta de mayoría y de capacidad de recabar apoyos le pondrá contra las cuerdas. Además, después del debate de las ordenanzas fiscales, amenazó con vincular las cuentas a una moción de confianza para avalar su mandato , pero aunque no superase esta votación no se revocaría su cargo. Para ello sería necesaria una moción de censura real —y no fiscal—, que hoy por hoy no se vislumbra posible.

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