Las lagunas que el veredicto del caso Asunta no despejó

El pacto de silencio sellado entre Basterra y Porto dejó en el tintero cabos sueltos que, acabado el juicio, no se resolverán

Un cartel pide explicaciones en el lugar donde se encontró el cuerpo EFE

PATRICIA ABET

El jurado popular encargado de valorar el grado de responsabilidad de los padres de la niña Asunta Basterra en su prematura muerte votó, de manera unánime, la culpabilidad de los dos acusados . Lo hizo sin fisuras, en base a un relato apoyado en las declaraciones de investigadores, peritos y personas del entorno de la familia que durante un mes desfilaron por los juzgados de Santiago para tratar de arrojar luz sobre el enigmático crimen. Sus palabras resultaron fundamentales para los nueve ciudadanos que conformaron este tribunal popular y que durante cuatro días dieron forma y sentido a todo lo visto en sala para tomar una decisión.

Su exposición dejó claro que los padres tejieron durante meses un plan para acabar con la vida de su única hija. Un acuerdo a dos bandas del que ninguno de los culpables reculó y cuyo secreto han mantenido hasta el momento más crítico. Este pacto de silencio ha impedido arrojar luz sobre algunos de los enigmas claves del crimen que ni siquiera la explicación de los jurados ha logrado resolver. Lagunas y cabos sueltos que, llegados a este punto, ya será difícil descifrar.

El viaje de Basterra a Teo

Cómo fue y cómo regresó el padre

La dificultad para demostrar que el periodista Alfonso Basterra estuvo en el lugar del crimen fue una de las bazas con la que su defensa jugó a lo largo de todo el proceso. No había pruebas contundentes que ubicasen al padre de Asunta en Teo y sí evidencias de que a determinadas horas de la tarde del crimen Basterra estaba en Santiago. Las cámaras que captaron a Rosario y a Asunta no delataron a Basterra , ni saliendo ni regresando a su piso. Su móvil tampoco llegó a situarlo en la finca de los Porto ni en sus inmediaciones, pero el jurado entendió que pese a todo el padre sí había estado en Teo. Se basan para ello en el testimonio de una joven amiga de la fallecida que reconoció haberlo visto en una calle de la capital gallega en compañía de Asunta esa tarde. En su relato de los hechos, el tribunal ciudadano indica que Basterra y la víctima se montaron en el Mercedes de la madre y que los tres se trasladaron a Teo. Argumentan que Alfonso podía ir en la parte de atrás , aunque las cámaras solo reflejan a la madre y a la hija . Tampoco dan detalles de cuándo ni cómo regresó el padre a su piso. Dan por hecho que lo hizo antes que Porto —porque su móvil lo sitúa en su piso minutos antes de que la alarma de la finca se conectase por última vez—, pero no entran a clarificar cómo se desarrolló este extraño viaje de regreso .

¿Quién la asfixió?

¿Lo hizo la madre sola o estaban juntos?

Los nueve integrantes del jurado respondieron «sí» a dos cuestiones clave: Si los acusados asfixiaron a su hija y si en un momento próximo a su muerte la maniataron con las famosas cuerdas naranjas. La respuesta es afirmativa en ambos casos, pero el veredicto no aborda quién ejecutó la sofocación. Tan solo reconoce que «en un momento comprendido entre las 18.30 y las 20 horas, en la casa de Montouto, los acusados asfixiaron a su hija por medio de la comprensión que le aplicaron sobre boca y nariz» . El tribunal da por hecho con su motivación que los dos progenitores estaban en la habitación en el momento de la muerte, pero no entran en más detalle a pesar de que las pruebas revelaron que en la mascarilla y los pañuelos con los que se pudo ahogar a la menor había restos de ADN de la madre.

¿Cómo trasladaron el cuerpo?

¿Rosario pudo cargarlo sola?

Uno de los asideros de la defensa de la madre de Asunta fue su endeble complexión física. Su abogado insistió en que es imposible que una persona de su peso y estatura cargue con un cuerpo escaleras abajo, lo introduzca en el coche y lo deposite en la cuneta sin dejar marcas de arrastre. En su argumentación del veredicto, sin embargo, los jurados obviaron este hecho. Posiblemente porque ninguna de las 21 preguntas del cuestionario que debían cumplimentar aludía directamente a él. Los padres negaron en todo momento su participación en la muerte de la pequeña, por lo que el cómo llegó Asunta a la pista donde fue abandonada seguirá siendo un enigma, más allá de la sentencia.

El origen del crimen

¿Por qué la mataron?

No es preciso desvelar el móvil del crimen para emitir un veredicto. Ésta es una idea que las acusaciones inocularon en repetidas ocasiones en el jurado popular, conscientes de las dificultades de encontrar explicación a este crimen. El fiscal y la acusación particular lo intentaron en sus alegatos, y coincidieron en que la niña les estorbaba a los padres y en que un secreto de esta magnitud podría beneficiar al padre, en una situación económica complicada tras el divorcio. Pero ni los dilatados interrogatorios a los que fueron sometidos los dos acusados, ni las declaraciones de quienes mejor los conocían han servido para descubrir por qué mataron a Asunta Basterra .

esperan ahora una sentencia judicial que traducirá el veredicto popular en años

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