Las nalgas filmadas por Yoko Ono y otros ejempos de autogestión en el arte
La Fundació Miró reúne en una exposición piezas de Pistoletto, Miró y Curlet, entre otros
A pocas horas del escopetazo de Arco 2017 la Fundación Miró inaugura una exposición que revisa en clave histórica la posición de autogestión dentro del arte contemporáneo. Descubrimos obras de artistas que viajan desde Joan Miró, Pistoletto, Henández Pijoan, Yoko Ono, Esther Ferrer y Cesare Pietroiusti hasta François Curlet, entre otros.
«Para mí el término de autogestión es la estrategia de los artistas por recuperar la autoridad sobre su propio relato, para administrar ellos mismos aquello que tienen», apunta el comisario Antonio Ortega. En una mirada rápida a las diferentes salas los ojos se escapan a un vídeo de culos que firma Yoko Ono y que dura ochenta minutos: «Filme No4 está colocado estratégicamente y sin duda será la atracción del recorrido», reconoce Ortega que prefiere empezar por orden de aparición.
El espectador se encuentra en la primera estancia con un enorme cubo blanco, el icono más frecuente del arte moderno: «Esta pieza de François Curlet tiene por título el “Huevo del coche” y no es tan inofensiva como parece porque el artista ha incluido una antena que sale aleatoriamente y que quiere hablar».
Cien objetos que no son arte
Tampoco es inofensiva la propuesta de Cesare Pietroiusti que reúne «Cien cosas que no son arte en absoluto»: «Él explora los límites de arte y aquí se atreve con una curiosa colecta de cutre objetos que pide a cien vecinos. La sorpresa de subir a una tarima unos calcetines de deporte usados, con un patinete de plástico y un trozo de silla convierten su propuesta en un festín de pink trash». Tras un primer vistazo vemos claro que estos cien objetos no son arte, se miren como se miren.
La búsqueda y captura de obras que entren dentro del parámetro de autogestión le llevó a Ortega a rescatar una curiosa acción de Gustav Metzger. «En 1966 Metzger organizó en Londres el Destruction In Art Symposium en el que pedía que el arte debía tener programada su autodestrucción para evitar ser instrumentalizado. Aquí vemos unas fotos del artista que trabajaba con un ácido sobre nailon que autodestruía la obra». La Miró subraya con esta muestra los límites del arte.