Asesinato de la doctora Abad: condenado a 24 años de cárcel por asestarle 102 puñaladas

La Audiencia de Barcelona también impone al homicida, marido de la víctima, la prohibición de acercarse a sus hijos durante 34 años

Radiografía de mil asesinatos machistas en España: un crimen cada semana desde 2003; el 75 por ciento en casa

Elena Burés

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Una silla volcada y la taza de café derramada en la encimera. Le asestó 102 puñaladas . Fue el 24 de julio de 2019, cuando Manel Pérez apuñaló a su mujer, Eva Abad , en la cara, el cuello, el tórax y las manos, con dos cuchillos de unos 20 centímetros de hoja y unas tijeras. Ambos se encontraban desayunando en la cocina de su domicilio, un cuarto piso en la calle Passeig Gran Vapor de Terrassa (Barcelona). No pudo huir ni oponer resistencia. La mató tras años de malos tratos . Tal era el control que ejercía sobre la víctima, una doctora de 47 años, que hasta le prohibía saludar a los vecinos. A las 9.30 horas, él mismo acudió a la comisaría de la Policía Nacional del municipio para confesar el crimen. Este jueves, la Audiencia de Barcelona lo ha condenado a 24 años de cárcel por un asesinato con alevosía y ensañamiento.

La pena, que también incluye la prohibición de acercarse y comunicarse con los dos hijos comunes y una indemnización de 550.000 euros, llega después de que el jurado popular considerase culpable al asesino confeso quien, durante el juicio, alegó que en el momento de los hechos se encontraba bajo una fuerte depresión, algo que no ha quedado probado.

Eva murió por el shock hipovolémico que le provocaron las puñaladas, que le seccionaron la carótida y la yugular . También una lesión pulmonar y un traumatismo craneoencefálico, que le provocó a golpes con las tijeras. El crimen se produjo, según corroboraron familiares de la propia víctima, tras años de agresiones verbales , aunque nunca físicas. Su intención no fue solo matarla, tal y como corroboraron los forenses durante el juicio, sino el de provocarle un gran sufrimiento .

El jurado consideró probado que Manel Pérez actuó movido por un sentimiento de dominación sobre su esposa, sobre la que ejercía «un permanente control en todas las facetas de su vida ». La llamaba «zorra» en las reuniones familiares, la menospreciaba sobre su valía en el ejercicio de su profesión -«médico de mierda»- y gestionaba todas sus cuentas bancarias.

El asesino trató de rebajar la pena a homicidio alegando un «súbito descontrol emocional », pero no hay ningún informe médico que así lo corrobore -y lo descarta la pericial psiquiátrica-. Tras matarla y antes de entregarse, se lavó las manos, bebió agua y contestó a varios mensajes con su móvil: a una compañera de trabajo, a un grupo de amigos, y a su hija.

Tras el veredicto del jurado, la Audiencia de Barcelona ha condenado al acusado a 24 años de prisión por un asesinato con agravantes de parentesco y discriminación de género y el atenuante de confesión. Además, no podrá acercarse ni comunicarse con sus hijos durante 34 años, y los tendrá que indemnizar con 550.000 euros. Contra el fallo cabe interponer recurso.

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