«Inesperado» Delibes

Llega a Valladolid la exposición que la Biblioteca Nacional dedicó al escritor vallisoletano con el objetivo de rendirle homenaje y a la vez descubrir sus facetas «más ocultas»

Uno de las fotografías del escritor que se puden ver dentro de los más de 200 objetos reunidos HERAS

H. Díaz

La llegada de la democracia supuso la proliferación de varias cabeceras de periódicos a nivel nacional que querían tener entre sus filas a los mejores para competir con la prensa entonces ya casi centenaria como ABC. En este contexto, Miguel Delibes fue tentado en varias ocasiones mientras dirigía «El Norte de Castilla» para que abandonara su Valladolid natal y se instalara en Madrid, a lo que siempre se negó respondiendo que él no se movía de su ciudad. La conmemoración del centenario del autor en este año tan aciago para celebraciones por la pandemia ha querido reflejar ese amor que el escritor mantuvo con su ciudad trasladando a ésta la exposición que la Biblioteca Nacional ha dedicado al autor de «El Camino» con motivo de los cien años de su nacimiento y que fue inaugurada el pasado septiembre en Madrid, seis meses después de lo previsto por el Covid.

Alrededor de 250 piezas, entre fotografías, manuscritos, originales, cartas, objetos y primeras ediciones componen la exhibición, en la que se puede ver prácticamente el mismo contenido de Madrid con un añadido a mayores, un apartado dedicado a su obra traducida, explicó durante su presentación el comisario, Jesús Marchamalo, para quien una de las claves de esta muestra es que el visitante puede encontrar a un «Delibes inesperado», el mismo que él halló al documentar la exposición, pues «tras su personalidad de hombre sencillo, tenía cantidad de facetas ocultas».

La importancia de la luz

La instantánea de un Delibes perfectamente reconocible -aunque no es el típico canon fotográfico del escritor- que mira travieso hacia el interior de la sala junto a un sencillo título -«Delibes», sin más artificios- invita al visitante a recorrer la vida y obra del Premio Cervantes «de una manera sobria, discreta, elegante y nada intimidatoria».Tres salas componen esta exhibición que ha dado un vuelco al habitual espacio expositivo de la sala municipal de la Pasión, una transformación en la que juega un papel fundamental la iluminación, que ha buscado generar un espacio de intimidad entre el espectador y el autor, casi como si se enfrentase a un texto de su prolífica obra.

La muestra incluye fotografías del escritor con autores coetáneos como Cela, Martín Gaite o Francisco Umbral, entre otros HERAS

La primera sala comienza con «Delibes, hombre familia», dedicada a la «incontestable» vinculación del escritor con los suyos y donde cobra absoluto protagonismo su querida Ángeles de Castro, con objetos como el famoso retrato de «Señora de rojo sobre fondo gris» que le dedicó Eduardo García Benito o la Hermes Baby, la máquina de escribir que ella, «premonitoriamente», le regaló a su marido el día de su boda.A este espacio le siguen el «Delibes cazador» y amante de los pájaros, donde además de los libros que reflejaron ambas aficiones se pueden ver sus curiosos diarios de caza. El recorrido se detiene a continuación en 1947, año en el que ganó el Premio Nadal con su primera novela «La sombra del ciprés es alargada» para concluir con una moderna gráfica que da cuenta de su prolífica obra. Antes, la antigua sacristía de La Pasión reúne a modo de santuario cinco manuscritos originales a los que pone voz José Sacristán: «Te permite ver cómo trabajaba, los añadidos y tachones y descubrir cómo le fue cambiando la letra cronológicamente y también según su estado de animo», apuntó Marchamalo.

Dos guiños

Ya en la planta superior de la sala de exposiciones, presidida por la «impresionante» fotografía de Alberto Schommer, se propone un recorrido cronológico por sus obras, desde «El Camino» hasta «El hereje». Conviven también en este espacio «apuntes, borradores, cartas de amigos y fotografías de ellos» que demuestran la relación que mantuvo con coetáneos suyos como Jorge Guillén, Camilo José Cela o Martín Gaite, y además de su eterna lucha contra la censura se plasma también la relación de sus obras con el cine y la televisión, dos medios que le propiciaron «una gran cantidad de lectores». Al final de la exposición, dos guiños. El primero hace referencia a los premios y el segundo a su relación con Valladolid, que a pesar de que en un principio se pensó como un espacio propio de la muestra en Valladolid ha quedado reducido a su libro «El hereje» «porque ahondar más nos parecía redundante».La muestra, que fue inaugurada ayer con una llamativa ausencia institucional (ningún representante del Ayuntamiento y tampoco de la familia), abrirá hoy al público y permanecerá hasta el próximo 4 de mayo.

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