«La gente viene a comprar mascarillas, pero no tenemos»

«Mucho más jaleo». Con estas palabras resume Víctor Puente el trabajo de los últimos días en su farmacia de Valladolid. «Sí que hay un poco de histeria y muchos nervios», reconoce ataviado con su mascarilla y unos guantes tras el mostrador.

El trabajo se multiplica con la crisis del coronavirus y el estado de alarma «porque todo el mundo quiere hacer acopio de todo e irse pronto a casa». Y es que la recomendación de Sanidad es que los pacientes «se lleven medicación para dos meses» y eso hace que aumente la actividad farmaceútica.

Y mientras tanto los empleados gestionan el miedo al contagio y lo llevan «unos mejor que otros, con nervios, pero aguantando y apoyándonos unos a otros porque si no puede cundir el pánico». Atienden tras una mampara y utilizan gel hidroalcohólico y se lavan tras cada dispensación en un momento en el que, sobre todo, la clientela busca, además de la medicación habitual, «paracetamol, termómetros, ibuprofeno, geles y mascarillas». Pero esto último es imposible dispensarlo porque «no hay y tampoco nos dejan comprarlas o importarlas».