ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA: EN OGIGIA

Jano

«Divinidad muy romana, da nombre al periodo mensual que inicia el año. Con dos rostros, es el dios de las transiciones, del pasado y el futuro»

Acuarela de José Antpnio G. Villarrubia, realizada para este artículo

POR MARÍA ANTONIA RICAS

Los ciclos naturales, como el invernal, ignoran las fechas que señalan los cambios y las expectativas . Incluso ciertas actitudes de diciembre, por ejemplo, leer a Teo Serna y su excelente libro de poesía «Tratado de piedras» (Dip. de Ciudad Real), o a la sorprendente Ana Martínez Castillo con «De lo terrible» (Chamán Ediciones), o la magnífica selección de poemas de José Corredor-Matheos –poeta extraordinario, cercano– «Sin porqué. Poesía esencial 1970-2018» (Cátedra), han saltado como si nada el 31 y se alargan en este primer mes helador. También han cruzado ausencias, huecos dolorosos de personas marchadas antes de tiempo porque 2020 fue un año caníbal. En realidad, todo lo que eras atravesó con un parpadeo el último día y aquí está en lo que sigues siendo.

Según Plutarco, fue el rey romano Numa Pompilio quien modificó el calendario anual que comenzaba en marzo, el tiempo de Marte. Añadió el mes consagrado a Jano y el mes de Februus, es decir, febrero. Jano, divinidad muy romana, da nombre al período mensual que inicia el año y no tiene equivalente en la cosmogonía griega. Representado bifronte, con dos rostros, es el dios de las transiciones, de los finales y los comienzos, de las transacciones comerciales y el dinero, de la navegación y la agricultura, del pasado y el futuro. Se le dedicó una colina de Roma, Janícula, y es significativo que compartiera la elevación con el espacio sagrado de Saturno, el medidor del tiempo. ¡Qué cultural este dios de dos frentes! ...Su imagen invita a la reflexión sobre el paso de los días, sobre lo que se deja atrás pero continúa en el equipaje y sobre la incógnita del porvenir. Jano señala la importancia de no ignorar el pasado para encarar el futuro. Es un umbral de tránsito, un propiciador de evolución y de… ¿mejora? Aunque su templo permanecía abierto sólo en los días de guerra, quizá lleva por segundo nombre «Esperanza».

Y cuesta aceptar que, de algún modo, seguimos formando parte de los ciclos naturales ; que las rupturas instantáneas, los cortes afilados y las desgarraduras son aportación humana a una continuidad que peligra cada vez más. Tales ciclos nos han demostrado, en 2020, que pueden girar sin nosotros.

Un maravilloso poema de Corredor- Matheos te sirve como recitación casi mágica para el ritual de paso del Año Nuevo, para nombrar a Jano, para apaciguar la transición. A veces los rituales consuelan: Escribir un poema / que nada signifique. / Salir a la terraza, / respirar en la noche, / no esperar que alguien vuelva, / no desear ya nada. / Abrir solo las manos / y que de entre los dedos / alcen el vuelo, mudas, / asombradas palabras.

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