EN OGIGIA
Dickinson y Federico de Arce
Una reseña del libro ««Jugando a las casitas con Emily Dickinson. Aletría»
![Fragmento de la porrtada del libro de Federico de Arce](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/10/05/ricas-kc5E--1248x698@abc.jpg)
Un libro personal –¿qué libro no resulta personal, incluso sobre astronomía?–, bello, difícil, como suele preferir Federico de Arce , elaborado, lírico…y humano, muy humano. Te refieres a «Jugando a las casitas con Emily Dickinson. Aletría». Es una preciosa edición, ilustrada por Andrea Constanza Ferrari , de Mochuelo libros, (De Arce ya publicó con ellos «Un mal español») radicada actualmente en Toledo e inspirada, dicha editorial, por el soplo artesano y único de William Morris.
![Dickinson y Federico de Arce](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/10/05/ricas-kD0D--220x220@abc.jpg)
Si acertaras a encontrar una imagen que, de algún modo, recogiera la presencia de «Jugando a las casitas con Emily Dickinson. Aletría» sería, quizá, la de una pintura cubista , donde los temas y sus propósitos crean planos en la lectura, superpuestos, diferentes , con una relación orgánica, articulada a golpe de latidos entre sí, y conformando un volumen dinámico. Porque Federico, murciano de 1968, que vive en la ciudad desde hace tiempo, profesor, investigador y jardinero, nombra a su hija, protagonista y pretexto , para el origen de la palabra –que no es otro que el amor…esta vez–, pero también nombra la reflexión sobre el instante perfecto (aletría); nombra el futuro con la pasión de la esperanza activa que sugería Berger; entrevera los nombres mágicos de la literatura española, esos que nos reclaman aunque los ignoremos… Señala la injusticia, la crueldad, como anomalías del ser… Trae su propia infancia con sus carencias y sus pequeñas felicidades y sus mitologías breves –todos llevamos grabados pliegues míticos de la infancia… Si tienes ocasión le explicarás a Federico por qué son pliegues y no simples rasgos–. Y, sobre todo, habla de la compasión . Te conmueve leer sus poemas. La compasión de estos versos de Dickinson: Si pudiera calmar / el dolor de una vida, / o hacer más llevadera una tristeza, / o ayudar a algún débil petirrojo / a que vuelva a su nido, / no habré vivido en vano . Esa compasión de Federico de Arce en Se esconde el sol / Porque tiene que alumbrar / A otro niños , que nada tiene que ver con categorías religiosas, con reglas e interdictos. Y todo ello con su estilo peculiar y complejo; aliento cuidado, ágil, enérgico de la oralidad escrita…
Volver a leer a Federico ilumina los prados de Ogigia.