EN OGIGIA

Baltasar Magro y María Blanchard

El escritor toledano se aleja con este libro de sus novelas de carácter costumbrista o histórico

Les deux soeurs_1921_Col. de Arte ABANCA

POR MARÍA ANTONIA RICAS

«Aquel día la primavera aún no había aparecido en París con el esplendor esperado» , nos cuenta Baltasar Magro a propósito de la fecha del entierro, en el cementerio de Bagneux, de una pintora nacida en Santander que vivió parte de su vida en la capital francesa sin perder su raíz española.

Baltasar Magro (Domingo Pérez, Toledo, 1949) licenciado en Historia del Arte y titulado en Periodismo, se aleja de sus novelas de carácter costumbrista o histórico para escribir el libro María Blanchard. Como una sombra , que no pretende ser una semblanza de la artista, sino un homenaje y una reflexión sobre la obra de esta mujer diferente, genial y gigante a pesar de su pequeñez, de sus constantes dolencias.

Portada del libro

María Blanchard (1881-1932), en aquella mañana de abril, se lleva consigo el color de su maestro Anglada Camarasa y se reúne, en otra parte , con su querido amigo Juan Gris. María Blanchard, la que habla con Picasso y Diego Rivera e n el idioma cubista , hasta renovarlo desde la estela de Braque, hasta hacerlo peculiar, personal y convertirlo, –convertirse ella misma– en un referente de la pintura contemporánea. María Blanchard, que nada tiene que envidiar, por ejemplo, a la también doliente –y posterior– Frida Kahlo en fortaleza creadora y en emoción plástica, en imágenes impresionantes de cromatismo dramático, contrastado… Kahlo, transformada en icono de intenciones diversas (lo comenta el propio Baltasar Magro)… Blanchard, enterrada lejos de un verdadero reconocimiento y cerca del olvido que sufren también otras artistas españolas.

Un hilo de intriga recorre el estambre narrativo de María Blanchard. Como una sombra y su trama se sustenta, a modo de pinceladas, en fragmentos vitales de la última época de la santanderina . No se trata de una novela o un recorrido biográfico. Magro, gran conocedor de la obra y la vida de esta artista, la trae de ese olvido antes mencionado.

Gerardo Diego , que la conoció, señala «su ingenua avidez por saber todas las cosas. Su risa, franca y pura de colegiala, suena a veces como una corriente de agua clara que arrastra y limpia sus pesadumbres de otros momentos» . Pero es García Lorca , tan intuitivo como suelen ser los que se marchan pronto, quien comenta con acierto en un homenaje que se le hizo en el Ateneo de Madrid , en 1932: «Querida María Blanchard: dos puntos… dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descansa tu cabeza…La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo»…

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación