«Hay una sensación de enorme inseguridad; la gente está muy asustada por esta avalancha y es normal»
Columnas de subsaharianos llegan a pie a la valla desde Tánger tras caminar durante toda la noche y algunos se encaraman a la valla. Las Fuerzas de Seguridad lanzan botes de humo a territorio marroquí para disolver a los congregados en la playa

La situación en Ceuta es al mediodía muy tensa . Fuentes policiales consultadas por ABC aseguran que «hay una sensación de enorme inseguridad, más que inseguridad en sentido estricto. La gente está asustada; ven a grupos de diez, quince personas, deambular sin rumbo ... fijo por la ciudad y nos llaman, porque tienen miedo ». Al menos, a estas horas hay una noticia positiva: Marruecos acepta la devolución de todos los que España expulsa, y ya se cuentan por miles . El problema, claro, es que han entrado en torno a 10.000, lo que supone más de un 10 por ciento de la población de la Ciudad autónoma .
« Muchos se van por su propio pie; han entrado y se dan cuenta de que aquí no tienen nada que hacer, y optan por regresar de forma voluntaria», explican las mismas fuentes, que precisan que la Policía no ha llevado a nadie hasta la frontera. «Además, el Ejército está embolsando a todos los que se echan al mar y en cuanto ponen el pie en la playa son conducidos hasta la frontera y son expulsados sin más». Hace un par de horas, por ejemplo, otros 200 marroquíes se habían echado al agua y han visto cómo nada más llegar eran devueltos . «Por supuesto, eso también les provoca desánimo, porque se dan cuenta de que no van a conseguir su propósito tan fácilmente como creían».
La otra cara de la moneda es que las expulsiones masivas han provocado el nerviosismo de los inmigrantes que intentan entrar en la Ciudad autónoma: «Desde el lado marroquí lanzan piedras contra la Policía y la Guardia Civil, y nosotros respondemos con botes de humo para dispersar a la masa », en una suerte de ping-pong en el que, por fortuna, no está habiendo heridos de consideración.
En estos momentos en torno a 2.000 personas permanecen en las naves del Tarajal, atendidos por la Cruz Roja . «Sin duda, van a ser expulsadas en los próximos días, y en las conducciones hasta la frontera sí puede haber algunos disturbios, porque muchos intentarán resistirse ». No obstante, esa es una operación que no plantea demasiados problemas técnicos desde un punto de vista policial.
«El primer problema serio se plantea con los que están fuera de esas instalaciones, que habrá que ir sacando de las calles poco a poco . Muchos se han refugiado en la barriada de El Príncipe, porque tienen allí familiares. Tendremos que estar muy atentos para localizalos en el momento en que tengan que salir de las casas », explican las fuentes policiales consultadas.
El segundo, no menos grave, es que España no podrá expulsar a los menores: «En estos momentos lo que se hace es que a los dudosos se les expulsa sin más comprobaciones, pero los que claramente lo son tienen que quedarse en España ... Y se calcula que hay unos 700, que por supuesto son imposibles de asumir en Ceuta».
Como ya se ha señalado, la sensación de inseguridad se extiende por la ciudad, y a ello están contribuyendo los bulos que están corriendo por las redes sociales, como supuestos apuñalamientos, agresiones e incidentes de todo tipo . «Lo que ha habido hasta ahora son pequeños hurtos en tiendas de comestibles, porque esta gente lleva ya aquí 24 horas y los que están en la calle no han probado bocado ... Entran en grupo a alguna tienda y se llevan unas galletas o lo que sea. Y poca cosa más... de momento, hay que insistir siempre».
Hoy ha habido pocos alumnos en los colegios
Para dar una idea de la inseguridad con la que viven este episodio los ceutíes basta señalar que los colegios han abierto, pero son muy pocos los alumnos que han acudido. En uno de los institutos, por ejemplo, apenas se contaban doce alumnos... También la situación sanitaria está comprometida , porque los inmigrantes irregulares no llevan mascarilla , miles permanecen hacinados en naves en las que no se puede guardar la distancia de seguridad y no hay posibilidad en estos momentos de hacerles a todos test rápidos.
Hay aún un tercer asunto que preocupa, y mucho, a los responsables de seguridad. Es la llegada de cientos de subsaharianos procedentes de Tánger y otras ciudades marroquíes , que en filas interminables llegan a la frontera tras recorrer a pie un centenar de kilómetros. Es el 'efecto llamada' en toda su plenitud, y se trata de gente aún más desesperada que los propios marroquíes . De hecho, algunos ya han comenzado a encaramarse a la valla, lo mismo que algunos magrebíes.
La evolución de la situación es una incógnita y dependerá en buena medida de la actitud de Marruecos . Los 200 policías y guardias civiles de refuerzo han comenzado a llegar ya a la Ciudad autónoma y se espera que pronto comiencen a prestar servicio. Hay mucha tensión en el ambiente y cualquier chispa puede desatar una explosión de violencia , de momento solo latente.
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