Rivera quiere un Torcuato
El presidente de Ciudadanos cree necesario que el Congreso de los Diputados lo presida «un estadista» que fomente la actividad parlamentaria y la tramitación de reformas, y ve con buenos ojos por tanto que no sea un candidato del PP
El reglamento del Congreso hace posible que, si el PSOE logra el apoyo del resto de grupos, pueda convertir a su candidato en presidente de la Cámara Baja si su rival obtiene tan solo los 123 votos de los diputados populares. A priori, en Ciudadanos no ven con malos ojos un escenario en el que ellos apoyen al candidato socialista a la presidencia del Congreso y que la legislatura arranque con un presidente del Gobierno del PP gracias a su abstención y la de los socialistas.
Sin embargo, en Ciudadanos la opción que más seduce es plantear que el Congreso esté presidido «por una figura de Estado», sin un claro sesgo partidista y en ningún caso del mismo color que el del Gobierno.
Ya en campaña Albert Rivera y su equipo se mostraron partidarios de que tanto la presidencia como la mesa del Congreso reflejen la pluralidad que iba a resultar de las elecciones. «Hace falta un Torcuato», aseguraba un hombre de la confianza de Rivera, un presidente «que impulse reformas» y que tenga un perfil «capaz de sentar a los grupos» en un escenario tan fragmentado.
Ciudadanos propone un acuerdo entre los partidos para que este organismo esté presidido por una «persona de Estado» que no sea del mismo color que el del Gobierno. Así, ha explicado que esta persona debería ser una persona con perfil institucional y no sectario.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado esta mañana que cree que el presidente del Congreso debe ser el de la fuerza más votada, es decir el PP, y dejó clara su sorpresa por la pretensión del PSOE de presidir el Congreso y el Gobierno «con solo 90 escaños».
Tras unos resultados electorales por debajo de las expectativas , que dejan a Ciudadanos como actor relevante pero no imprescindible, el partido fía su estrategia en el medio plazo para consolidar su proyecto en una actividad parlamentaria muy activa, que pretendan visibilizar a Rivera en su vertiente más combativa, defendiendo las medidas de regeneración que el partido llevaba en su programa electoral.
Lo que no quieren ni por asomo son unas nuevas elecciones que tendrían un inevitable aromoa a «segunda vuelta» y que, dado también el lío interno en el PSOE, probablemente se polaricen entre el Partido Popular y Podemos. Un dirigente del partido en Cataluña recuerda como con tan solo tres diputados (nueve tras las elecciones de 2012) en el Parlamento de Cataluña «se visibilizó como jefe de la oposición sin serlo». Todo, menos nuevas elecciones .
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