Tócala otra vez, Albert

Consolida un espacio para el centro político, pero queda lejos de sus mejores expectativas

Albert Rivera EFE

VICTOR RUIZ DE ALMIRON

Albert Rivera llegó al hotel Eurobuilding cerca de las 20 horas y se quedó encerrado en la puerta giratoria de entrada al vestíbulo . Presagio de una noche que había soñado muchas veces y que seguro que había imaginado de otra manera .

El 14 de diciembre de 2014 Albert Rivera decidió el salto definitivo de Ciudadanos a la política nacional, la conversión efectiva de una formación con cerca de una década de recorrido en Cataluña en un partido de ámbito nacional. Un año después, los resultados de estas elecciones le sitúan como un actor imprescindible en la próxima legislatura.

Los resultados obtenidos por Ciudadanos se alejan de las mejores expectativas que el partido llegó a proyectar a comienzos de diciembre. El partido diseñó una campaña caracterizada por obviar a Podemos y entrar al combate directo contra el bipartidismo, primero tratando de desbordar al PSOE con una crítica contundente al liderazgo de Pedro Sánchez y después, buscar el cara a cara con Mariano Rajoy, un duelo del que estaban convencidos podrían sacar mucho rédito.

Nada salió como se esperaba . El partido se ha visto superado en campaña por el efecto movilizador de Podemos. Además, la polémica sobre la violencia de género, las salidas de tono de algunos candidatos y una estrategia que optó por presentar todas las medidas antes de los comicios dejaron a Rivera sin balas en mitad de la batalla. Una campaña en la que tuvo que utilizar más el escudo que la espada, algo que no casa bien con ser una formación emergente.

Cuando se publicó el último barómetro del CIS antes de las elecciones, en el que a Ciudadanos se le otorgaban entre 63 y 66 escaños, en el partido consideraban que ese escenario era su suelo electoral, apostando por un resultado todavía más optimista . Ayer, a primera hora de la mañana, un miembro de la dirección reconocía que su apuesta eran 53 escaños, pero que con tanta indecisión no era capaz de firmar nada. A media tarde, cuando todavía quedaban dos horas para el cierre de los colegios, ese mismo dirigente hablaba ya de una horquilla entre 40 y 45 escaños.

Otro dirigente del partido apuntaba que « esto acaba de empezar », porque Ciudadanos es un proyecto «con el equipo más joven» y no fruto de «un calentón». Ese relato es el que Rivera empezará a construir a partir del día de hoy. El liderazgo de Rivera era el único de los cuatro principales dirigentes que estaba apuntalado al margen del resultado de hoy. Con esos mimbres, Rivera asume el reto de construir un cesto más resistente. El va a seguir siendo el indiscutible director de una orquesta que en no pocas ocasiones ha desafinado con estruendo. En el partido son conscientes de ello, y saben que ahora toca hacer en primer término un trabajo parlamentario duro, con una decena de personas que complementen al presidente del partido y trasladen imagen de un proyecto sólido, que no se sujete solo en su líder y en el enfado con el bipartidismo. Es, en último término, el reto de consolidar el espacio de centro político en España.

Una nueva etapa

Un aire nuevo, una profesionalización de equipos y cuadros medios para un equipo que ha llegado muy cansado al momento clave de la carrera. En los últimos meses han tenido lugar incorporaciones importantes en todos los niveles del partido, también en el núcleo más cercano a Rivera, pero en esencia el equipo es el mismo que cuando, hasta el pasado septiembre, Ciudadanos era por encima de todo un partido nicho, de resistencia, en Cataluña.

Rivera votó ayer por la mañana en L’Hospitalet de Llobregat, donde vive desde hace meses con su pareja, Beatriz Tajuelo , que lo ha acompañado durante toda la campaña. Un AVE los llevó a Madrid. Comieron antes de dirigirse al hotel Eurobuilding, donde el partido vive sus noches electorales y que se ha convertido en la casa de Rivera en sus estancias en la capital, que últimamente no bajaban de tres a la semana. En la noche del sábado al domingo el candidato durmió más de diez horas. Necesitará recargar las pilas para el reto que ahora debe acometer, un reto diferente a todo lo que ha superado hasta la fecha. El partido sigue unido en torno a su figura, pero ayer ya había voces que animaban a hacer un llamamiento a la autocrítica y la reflexión.

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