¿Por qué defraudó Rivera sus enormes expectativas?
El partido evaluará tras las navidades en una nueva Ejecutiva posibles errores durante la campaña
En pleno ecuador de la campaña electoral Albert Rivera daba por buenos los sondeos que situaban a su partido en torno a los cinco millones de votos. ¿ Qué ha pasado para en una semana no haber logrado movilizar a un millón y medio de electores que según los sondeos iban a apostar por su formación?
La respuesta puede encontrarse en una campaña errática, en la que Ciudadanos no ha sido capaz de situar en el centro del debate aquellos temas en los que más cómodo podía sentirse. Por incomprensible que parezca, ni la corrupción, ni la regeneración política, ni el desafío catalán han estado en el centro del debate. La formación naranja planteó toda la campaña basada en un concepto muy etéreo como «la ilusión» , un mantra que no resistió más de dos titulares, a la vez que la campaña se iba escorando hacia el debate que menos convenía al partido: los pactos poselectorales.
Por su posición de centralidadel partido era aliado potencial tanto del PP como del PSOE, lo que le colocaba en posición de aclarar su posición. Durante dos semanas estuvo manteniendo un rotundo no en las respuestas sobre las preguntas respecto a si apoyaría la investidura de Rajoy y Sánchez.
Hasta el último día de campaña, cuando Rivera y su director de campaña, José Manuel Villegas , buscaron un golpe de efecto para frenar la desmovilización que ya detectaban en sus filas. Anunció que apoyaría la investidura del más votado si estos eran el PP o el PSOE, como una estrategia para contener el discurso que llegaba desde el PP, que aseguraba que votar a Ciudadanos era una manera de darle el Gobierno a la izquierda, dada la decisión de Rivera de no apoyar a Rajoy. Una decisión que tiñó el último día de campaña y que despertó la incredulidad entre multitud de dirigentes del partido. Decirlo el último día de campaña se interpretó como un volantazo y como una dinámica de partido perdedor.
Fiasco en Cataluña
La gran sorpresa de la noche para Ciudadanos, por negativa, fueron los resultados en Cataluña. Si el 27-S el partido se colocó como líder de la oposición, en los comicios del domingo perdió cinco puntos, y se quedó como quinta fuerza política, cuando uno de los objetivos era la victoria en su región natal. Este bajón es el mejor ejemplo de lo poco fiel que es todavía su base de votantes .
El partido tiene claro que su estrategia en Cataluña ha sido acertada. Consideran que Rivera no habría mejorado los 25 diputados que alcanzó Arrimadas en las autonómicas y que sin él en las generales habría sido imposible cuajar el proyecto. Ese debate está totalmente cerrado. Es más, a esa decisión le atribuyen el efecto de haber creado un nuevo liderazgo en el partido, el de Inés Arrimadas, que es a todos los efectos la número dos política del partido.
Solo ha habido tres regiones en las que el partido ha logrado un resultado acorde con las exectativas: Aragón (17,21%), Murcia (17,67%) y especialmente Madrid (18,80%). Estos resultados han salvado la cara del partido, pero en aquellos núcleos donde Podemos ha concurrido en coalición (Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia) el partido ha sido arrasado por esas candidaturas de confluencia.
Rivera evitó ayer entrar a valorar alguno de estos posibles motivos, y optó por presentar el resultado como un éxito, pero sí reconoció que «seguro» que habrían cometido errores, aunque la evaluación de los mismos queda pospuesta hasta después de las fiestas navideñas. La Ejecutiva volverá a reunirse con carácter ordinario después de las fiestas navideñas y analizará un informe más detallado sobre la campaña. Rivera quiso ayer, por si hubiese alguna duda, valorar positivamente el trabajo de su dirección de campaña, que dirige Villegas acompañado por Fran Hervías y Fernando de Páramo.
Noticias relacionadas