Como Elvis, los Beatles han acabado en Las Vegas. Claro que Paul McCartney y Ringo Starr, los dos únicos supervivientes, no embutirán sus michelines en un traje blanco de pata de elefante. Ni siquiera tendrán que salir al escenario del Mirage, el mítico casino que acoge desde ayer las representaciones de Love. Apple Corporation, la empresa que gestiona el legado del grupo, ha cedido por primera vez las canciones y los derechos de imagen para un espectáculo con el deslumbrante sello del Circo del Sol.