Fue una de las sorpresas de la temporada pasada. El doctor Martínez Villar ponía fin a casi cuatro años como jefe de los servicios médicos del Cádiz. El galeno, reconocido cadista, no aguantaba más y esgrimía «motivos personales y profesionales» para justificar su decisión. Ahí se quedaba, pues el equipo se jugaba su ser o no ser en Primera y no era el momento para tomar protagonismo ni levantar polémica. Ahora, dos meses después y recién cumplidos sus 54 años, explica de forma pausada esos «motivos profesionales» por los que presentó su dimisión («los personales ya están arreglados»). Diferencias de criterios y demasiada incomodidad para alguien que desempeñaba su función «como un hobby, sin otro interés que apoyar al Cádiz». En su consulta, y después de haber esperado el turno pacientemente, el doctor nos atiende con la amabilidad de siempre.