En unas horas cambió el calor de la grada de Carranza por la frialdad de un despacho. Las botas al armario y el video a funcionar a la misma velocidad que la cabeza. Alberto Benito vivió hace cuatro años una situación muy parecida a la de Oli, pero en lugar del banquillo su destino fue la secretaría técnica. Una revolución, una apuesta tan arriesgada como la del asturiano que el tiempo ha valorado en su justa medida. En este cuatrienio han llegado a la Tacita 41 futbolistas y tres entrenadores y, con sus luces y sus sombras, aciertos y errores, el extremeño supera el examen y hasta saca buena nota. El último descenso ha empañado una época de continuos éxitos, incluyendo dos ascensos, la perfecta comunión entre equipo y afición y la llegada de nuevos ídolos a la Tacita (Oli, De Quintana, Enrique, Lobos o Acuña). Los fallidos fichajes de Primera han puesto en entredicho el buen ojo de Benito, nublado por las dificultades económicas de las arcas amarillas y el crecimiento rápido e inesperado de la entidad. Pero no eclipsan la enorme cantidad de refuerzos que llegaron a precio de saldo y se han revalorizado hasta convertirse en futbolista cotizados. Sorpresas y apuestas que comenzaron el mismo día que Benito puso su hombro para que el Cádiz iniciara su imparable crecimiento hacia los altares del balompié español.