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Un enjambre de periodistas aguardó la salida de Papandreu. / Efe
CAMBIOS EN gRECIA

Papandreu se retira para facilitar la salida de la crisis

En otra jornada desesperante la oposición griega accede a un Gobierno de unidad, pero se deja para hoy elegir el nuevo primer ministro

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La caótica semana vivida en Grecia y en la economía mundial desde el anuncio de un referéndum sobre el rescate de la UE el pasado lunes por fin se encaminó este domingo a una salida, aunque fue en otra jornada absurda, desesperante y que todavía deja flecos pendientes. In extremis, a las nueve y media de la noche, se sacó en claro que el primer ministro, el socialista Yorgos Papandreu, dimitirá tras pactar con el líder de la oposición, el conservador Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia (ND), un Gobierno de unidad nacional. Su única misión será ratificar los acuerdos con la UE sobre las ayudas a Grecia para convocar elecciones anticipadas "inmediatas", según una nota de la presidencia de la República.

Pero tras un fin de semana de negociaciones los líderes políticos griegos no lograron ir más allá, dejaron para el lunes la decisión de quién será el nuevo jefe del Ejecutivo. Los rumores más insistentes sobre el sucesor de Papandreu ya no apuntaban al ministro de Economía, Evangelos Venizelos, sino a Lucas Papademos, de 65 años, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) de 2002 a 2010, con sólida credibilidad internacional. A falta de los últimos detalles, el desenlace es un triunfo total de Samaras.

Además de la renuncia de Papandreu exigía elecciones ya, no dentro de tres o cuatro meses, como quería el primer ministro. Para éste, sus dos años de dramático Gobierno, una lucha por imponer brutales medidas de austeridad contra viento y marea, se cierran de forma desastrosa, tras su ocurrencia del referéndum y con una rendición total en la retirada. Papandreu ha sido una figura realmente trágica. En cuanto a la UE, el dato que realmente importa es la garantía de que Grecia aceptará el plan de rescate. Con todo, el horizonte es turbulento, pues el resultado de las elecciones griegas amenaza con no resolver nada: los sondeos indican que ni ND, claro favorito, ni PASOK, el partido de Papandreu, lograrían la mayoría absoluta. Es también alarmante, con vistas al futuro, que la nefasta clase política griega volviera a demostrar que vive fuera de la realidad y a recordar que si Grecia ha llegado a esto es por décadas de gestión de gente como ellos. No ha sido capaz de zanjar esta crisis pese al riesgo de llegar hoy a la apertura de los mercados con el país aún patas arriba y no obstante la presión de la UE, que según algunos medios llegó a amenazar ayer con sacar al país del euro si los partidos no eran capaces de formar en el día un Gobierno de unidad.

El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, instó a las autoridades a llevar el lunes a la reunión de ministros de Economía, el Ecofin, pruebas de su fiabilidad. «Hemos pedido un gobierno de unidad nacional, una forma convincente de restaurar la confianza y cumplir con los compromisos», concluyó. Mencionó expresamente la hipótesis de una salida del euro: «No es lo que queremos, pero tenemos que estar preparados para cualquier escenario». La gran novedad de una semana pavorosa es que por primera vez se ha barajado seriamente la expulsión de un país del euro. «Si no llegamos a un acuerdo hoy, mañana será el infierno», dijo este domingo, en una de las pocas declaraciones sensatas un diputado socialista. Esta sensación planeó todo el día sobre Atenas, pero como si nada. En el resto del mundo parecía evidente que el PASOK y Nueva Democracia, debían aparcar sus diferencias y formar un Gobierno de cohesión. Era la única salida y es lo que querían la mayoría de los griegos, según los sondeos.

Comunicado de la Iglesia

Hasta la influyente Iglesia ortodoxa griega hizo un comunicado para que los partidos asumieran su responsabilidad y abandonaran «errores y cálculos que no busquen exclusivamente el interés nacional». Pero los políticos griegos marearon la perdiz hasta el final. Papandreu es el primer responsable de una semana de pesadilla con su idea del referéndum, para decir a los tres días que era broma, un modo de sonsacar el apoyo a las medidas de la oposición.

La paradoja es que al final lo ha logrado, aunque le ha costado el puesto. Pero después gran parte de la culpa es de Antonis Samaras, líder de ND, que se emperró hasta este domingo en exigir elecciones de inmediato, aunque Papandreu ya ofreció el viernes su disposición a dimitir. Su renuncia había sido, hasta ese momento, la gran condición de Samaras, pero una vez concedida dejó de serlo. No está de más recordar que el pecado original de la crisis está en las cuentas trucadas que su partido dejó a Papandreu, que descubrió el pastel al llegar al poder en 2009.

A media mañana del domingo ya se daba por resuelta la crisis, pero tardó en concretarse. A las dos de la tarde Papandreu celebró un consejo de ministros extraordinario, en el que comunicó que había pedido al presidente un encuentro a tres bandas junto a Samaras para cerrar el asunto de una vez. El líder de ND finalmente aceptó y la reunión se fijó para las ocho y media de la noche.

Naturalmente, empezó con retraso. Mientras, siguió el juego con una nota del Ejecutivo en la que Papandreu esperaba «pasar el testigo a un nuevo Gobierno pronto, y cuando digo pronto quiero decir hoy, no mañana». Aunque exigía que las elecciones fueran en febrero o marzo. Por fin, tras una hora de reunión, un comunicado acabó con el suspense. El lunes hablarán los mercados y seguirá la película de miedo.