El presidente comparte confidencias con la vicepresidenta primera del Gobierno y la nueva ministra de Economía, patas claves del futuro inmediato de España./ Archivo
españa ante la crisis

Una mirada hacia el pasado para replantearse el futuro

Casi 300.000 millones de euros ha invertido el Gobierno para afrontar una convulsión financiera que se ha reflejado en las históricas cifras del paro

MADRID Actualizado: Guardar
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La crisis económica ha dado duro a España. La convulsión de los mercados financieros a la que han tenido que enfrentarse todos los países del mundo para poner orden en los sistemas bancarios, ha sido el punto de inflexión que ha provocado el fin de un modelo de crecimiento. La llamada burbuja inmobiliaria explotaba, impulsada por la falta de liquidez y el encarecimiento en el precio del dinero.

Las previsiones eran negativas pero en España estábamos en época electoral. Nadie decía nada porque no sabían quién tendría que hacer frente a las consecuencias de lo que aún estaba por venir. El presidente del Gobierno salió reelegido y su primera decisión, anunciada en el Debate de Investidura, fue un paquete de medidas económicas, compuesto de once puntos en los que Zapatero redactó un plan de actuación para rescatar a las familias. Cinco meses después, reconocía en el Congreso, ante la presión de la oposición, que no era suficiente.

Esta fue sólo la primera de siete tandas de medidas, decretos y planes para hacer frente a una situación que ponía sobre un hilo de seda el sistema económico español. Casi 300.000 millones de euros de inversión, incluidos los avales a los bancos y cajas, que han dejado temblando las arcas del Estado y cuyos resultados son cuanto menos cuestionables. Nadie sabía cómo enfrentar una situación semejante. La primera economía mundial ha marcado, a la vez que la Unión Europea, una línea de actuación, que se ha visto reflejada en España.

El paro, el gran quebradero de cabeza

Planes de estímulo, rescate u otros derivados para un sistema bancario que ha necesitado de la inyección de miles y miles de millones de euros para mantenerse. La diferencia entre la situación de España y el resto de las economías del mundo es que lejos de quebrar el sistema bancario (sólo ha sido necesario intervenir en una Caja), los datos del paro se han disparado. Hacia ahí ha encaminado el Gobierno toda su artillería.

El 20 de octubre, el Gobierno aprobó dos decretos de apoyo a la banca, con la intención de apuntalar el sistema bancario. El sector del automóvil, que da de comer a miles de familias españolas, empezaba una caída imparable en ventas y como consecuencia en la producción. Ante esta situación, el Ejecutivo lanzó un crédito de 11.000 millones de euros en el llamado Plan E. Esta inversión tenía dos objetivos claros: inyectar dinero en inversión pública a nivel local (los ayuntamientos gestionan el dinero bajo la supervisión del Ministerio de Administraciones Públicas) y apoyar a otros sectores bien en dificultades (motor) o bien con desarrollo de futuro (Medio Ambiente, I+D). El siguiente paso fue recortar el gasto público en 1.500 millones, una propuesta que había realizado Rajoy en el Parlamento tres meses antes.

Un mes después de aprobar el Plan E, Zapatero se encontró en el Congreso con que los resultados eran más a largo plazo de lo esperado. En la presentación habló de 200.000 empleos y el paro seguía disparado, superando barreras históricas mes a mes. El siguiente paso fueron las empresas para las que dispuso una línea de financiación para paliar la falta de crédito por parte de las entidades bancarias. Tras el sexto paquete de medidas, Zapatero da una vuelta a todo su Gabinete, dejando a Solbes fuera y poniendo en su lugar a Elena Salgado, hasta entonces ministra de Administración y Obras Públicas, gestor del Plan E.

La primera medida del nuevo Ministerio de Economía fue un plan directo a los ayuntamientos. Unas administraciones endeudadas que no son capaces de hacer frente a sus pagos a las pequeñas y medianas empresas, y estas, llevadas a la quiebra, desempleaban a miles de personas al mes. 14.000 millones de euros, de los que tres mil iban destinados a otra línea del ICO para las pymes. Los efectos no han sido rápidos en ninguna parte del mundo. Los expertos aún no se atreven a vaticinar un fin para la crisis pero la pronunciada caída del paro ha frenado, por lo menos este mes. Ninguna entidad bancaria, como ya adelantó el Banco de España, ha tenido que ser rescatada como ha ocurrido en el resto del mundo pero España va encaminada a un túnel muy largo del que hay que salir con nuevas medidas y sobre todo, enfrentando un nuevo modelo de futuro para una economía que ha dejado de construir casas y debe construirse un futuro.