El camino de una persona novata en los deportes de nieve hasta su dominio es largo. Tras acudir por primera vez a una estación, muchos son quienes se comienzan a aficionar. Después de analizar los esquís y la ropa adecuada para poder practicarlo, le toca el turno a las botas, elemento conector que nos ayuda a deslizarnos de la mejor manera posible.
Las botas de esquí son, a menudo, uno de los elementos que se encuentran más subestimados por un gran número de deportistas. En su mayoría principiantes, pues en muchos casos desconocen la importancia que tienen, pero resultan clave para poder esquiar.
Como en el resto de elementos para realizar esquí, es aconsejable acudir a tiendas que se encuentren especializadas. Un lugar donde podrán asesorar a cualquier novato acerca de lo que necesita y solventar uno de los errores que se cometen muy habitualmente: en el caso de ser una persona pesada, no debemos elegir nunca una bota demasiado blanda, puesto que no están preparadas para aguantar un peso elevado y acabarían deformándose de la presión.
Fabricadas, por lo general, en plástico duro, impiden poder realizar grandes movimientos. Su rigidez permite transmitir apoyos con eficacia y se debe tener en cuenta la elasticidad frontal y la sujeción que tenga tanto al pie como al tobillo para resultarnos cómodas.
Es por ello muy importante que el pie se encuentre bien ajustado, para poder mantenerlo en una posición segura. Una comodidad lograda gracias, entre otras cosas, al número de cierres. Y es que cuantos más tenga la propia bota, más se conseguirán ajustar.
Principales tipos de botas
Divididas en tres categorías, podemos encontrar botas destinadas a esquiadores de mayor o menor nivel, según sus cualidades:
Botas de entrada trasera. Destinadas para principiantes, se caracterizan por su rigidez, son muy resistentes, y por ser fáciles de calzar. No disponen de una gran precisión en el cierre y adolecen de flexibilidad delantera.
Botas con enganches. A pesar de que los esquiadores encuentran dificultades a la hora de calzárselas, ocupan gran parte del mercado gracias a su precisión en el cierre, su rigidez lateral y la buena flexibilidad delantera.
Botas ‘mid’. Ideales para esquiadores de nivel medio e incluso alto. Fáciles de poner y una excelente rigidez, ofrecen grandes ventajas con respecto a las anteriores, aunque no cuentan con una gran flexibilidad delantera.
Resulta curioso el caso de la mujer, puesto que la diferente morfología de los pies femeninos hace necesaria la existencia de una línea propia de material.
La importancia del secado
Tras una jornada de esquí, es conveniente sacar el botín (parte de la bota que se puede extraer de la misma) y secarlo entre papeles, ya que se encuentran humedecidas con sudor. Bajo ningún concepto debe colocarse sobre un radiador, ya que se deformaría.