Haimar Zubeldia, durante su participación en la novena etapa del Tour de Francia. / EFE
Pocas cosas parecen alterar a Haimar Zubeldia. A los 35 años, con catorce temporadas como profesional encima, con la experiencia de haberlo visto todo en el mundo del ciclismo, sabe que los momentos de gloria son efímeros, que conviene disfrutarlos porque con la misma rapidez que vienen, se van.
El día de descanso en el Tour ha resultado un poco de locura para él. Mensajes, llamadas, felicitaciones. Cuando hablamos con él ni siquiera había podido llamar a su familia. Lo que no perdonó son las conversaciones con su compañero de equipo, Markel Irizar, y con su hermano, Joseba: «Hablo con ellos casi todos los días».
Se le nota que está contento. Conoce muy bien su cuerpo y sabe que su estado de forma es excepcional, de los que se consiguen pocas veces en la vida de un deportista: «Noto que recupero muy fácil, que estoy bastante entero. Tenía la duda de como iba a hacer la contrarreloj. Regulé muy bien hasta el primer puertecillo que había y luego cogí un ritmo con el que iba muy a gusto. Me salió bastante bien la contrarreloj», explica.
No sabe comparar los estados de forma que ha tenido en otras ocasiones con el que atraviesa ahora: «En 2003 estaba muy bien, cuando corría con Euskaltel. Han pasado nueve años. Entonces era un novato en el Tour. Tenía piernas, fondo, pero me faltaba experiencia, no sabía nada de esta carrera, de cómo había que afrontarla».
La situación es diferente: «Ahora sí tengo experiencia, conozco lo que me voy a encontrar, sé como se corre, dónde hay que moverse. Si lo pongo en una balanza, estoy a un nivel muy alto comparado con el que tenía entonces».
Está con moral, pero también es realista: «Aquí hay que ir día a día. En este equipo te dan mucha tranquilidad. Estoy a dos minutos de los mejores, quedan dos semanas de carrera. Tenemos corredores con los que se puede atacar, como Kloden, Monfort o Frank Schleck. No estamos lejos de los primeros y podemos tener opciones con varios ciclistas. El equipo está bastante bien en general».
Los Pirineos, machacados
Conoce perfectamente tanto los Alpes como los Pirineos: «Los puertos de los Alpes son más largos que los de los Pirineos y tienen menos pendiente. La etapa de la Toussuire ya la hemos hecho en el Dauphiné Liberé. Más o menos me vienen bien tanto los puertos de los Pirineos como los de los Alpes. Los conozco todos».
En los Pirineos prácticamente vive durante distintas épocas de la temporada puesto que pasa mucho tiempo en Jaca con su familia: «¿Qué cuántas veces he subido Tourmalet y Aubisque? Ni lo sé. Los llevo subiendo desde hace años, por las dos vertientes. También el Peyresourde, el Aspin. El puerto de Bales que, es relativamente nuevo, también lo he subido muchas veces. Los subo por los dos lados».
Antes del Tour estuvo diez entrenando en ellos. Ese conocimiento no le impide respetar mucho esas subidas. De la primera parte de este Tour ha salido sin ningún tipo de problemas: «La carrera ha surgido así. La llevo bastante tranquila. Tengo una buena oportunidad ante mí e intentaré aprovecharla. Cuando cambié de equipo asumí otra forma de correr y ahora vuelvo a lo de antes».
Sabe que en condiciones normales la tercera semana de la carrera no se le hará muy larga: «Siempre hay sorpresas cuando se llega a ese punto, también desfallecimientos. Si hay oportunidad de avanzar en la general, avanzaré».
Cree que el Sky «tiene ahora un puntito más que los demás. Cuando les vi en el Dauphiné pensaba que sería complicado que mantuviesen el mismo ritmo al que allí estaban, pero aquí les estoy viendo igual o mejor. Quedan dos semanas por delante y habrá que ver si siguen como hasta ahora».
«Tengo ganas de bicicleta»
El preparador del equipo RadioShack que lleva su puesta a punto, Luca Guarcinella, le decía durante las primera semana de carrera: «Haimar guarda fuerzas, que estás muy bien». «Todos los datos que va recogiendo durante las etapas eran muy buenos y aunque hubo que trabajar para Cancellara no tuve mucho desgaste. Más que nada había tensión, también prudencia».
El día descanso se quedó sin postre después de la comida porque, entre unas cosas y otras, dice que se le olvidó. «Tenemos un cocinero que nos prepara lo que queremos dentro de lo que se puede comer. A mi me gustan las tortillas de jamón y queso para desayunar y las hace muy buenas. También el muesli lo prepara de una forma muy especial. Varía muy bien las cosas y comes con mucho gusto, pero de lo que se puede».
Llegar con solo veinte días de competición al Tour le va a permitir estar más descansado en Alpes y Pirineos: «Yo me noto con ganas de bicicleta. Sigo manteniendo mi peso de 67 kilos. Hoy me he pesado por la mañana y luego lo haré otra vez por la noche».
No se marca ningún objetivo, más que el de «ir día a día y ver cómo van saliendo las cosas. En dos semanas de carrera puede pasar de todo. Sé que el equipo me va ayudar, pero también que tenemos corredores para que intenten ganar etapas y aprovecharse de la situación». Haimar Zubeldia se va a agarrar al sexto puesto que ahora tiene en la general y a esperar que el Tour siga.