Lance Armstrong mientras participa en la segunda etapa de la Vuelta Ciclista a Suiza. / AFP
Más que en la carretera, al equipo Sky le van a complicar la vida fuera de ella. Las comparaciones con el US Postal de Lance Armstrong no les hacen ninguna gracia a los ingleses porque eso significa sembrar dudas sobre un tema recurrente en el ciclismo: el dopaje.
Hasta el momento, ningún corredor del Sky ha tenido problemas en ese apartado, al menos que se conozca, por lo que hablar de ese asunto no es bueno ni para ellos, ni para el ciclismo, que no termina de salir nunca de ese círculo infernal.
Estamos hablando de un coleccionista de medallas de oro olímpicas y en mundiales, es decir de un corredor que tenía un margen muy amplio de mejora en la contrarreloj y que era un fenómeno en la pista, Wiggins.
Su paso a la carretera ha sido muy medido, muy controlado y se ha encontrado con un Tour, que todavía no ha ganado, asequible para él, en el que no hay escaladores para hacerle daño. Vamos, que no está Contador.
Cuando se habla del Sky se olvida decir que pagaron un millón de euros (un millón) por liberar a Wiggins del contrato que tenía con Garmin, que ficharon a Cavendish, a buen precio, además de a Boason Hagen, Uran, Porte, Rogers, etcétera.
Tienen mucho dinero y se lo gastan en mejorar. Pagan mucho a los ciclistas e invierten en preparación física, dietética, recuperación, material, sicólogos. Lo único que cuesta más entender es como han logrado que Wiggins esté a un nivel alto de forma todo el año. Eso si que llama la atención. No ha tenido altibajos.
No conviene olvidar que sus rivales son buenos corredores, pero no fueras de serie, ciclistas que rompan el molde. De esos sólo hay uno, Contador, y no está aquí. Saxo Bank le está preparando un grupo espectacular para 2013. Sospechar de Wiggins no procede, salvo que haya pruebas, y de momento no las hay.
