Voeckler se adjudicó la gran cita con los Pirineos. / Ap
Gestos, varios, son los que hemos visto en los Pirineos, en una etapa mítica, por su recorrido, que se quedó en muy poco en la carretera, bajo un calor axfisiante, y un corredor, Cadel Evans, que explotó. Perdió 4:46 con Wiggins, Froome y Nibali, que se fueron de la mano en el Aspin y han dejado el podio final decidido. Los que se encuentran detrás intentarán afianzar sus posiciones. Thomas Voeckler volvía a realizar otra exhibición, como acostumbra, y vencía en Bagnéres-de-Luchon, con Gorka Izagirre en tercera posición. Los dos formaban parte de una fuga de 38 corredores que estuvieron 177 kilómetros por delante del grupo principal.
Evans, que le daba la mano en señal de agredecimiento a Georges Hincapié en la meta, entró llorando. Los últimos 42 kilómetros fueron muy duros para este australiano que no es ni la sombra del ciclista que era hace un año. Ni a Wiggins, ni a Froome les pudimos ver hace un año en estas carreteras. Aquí vale el momento. El pasado no existe y el futuro no cuenta. Hubo un fogonazo verde en el Peyresourde. Eso es lo único que vió Bradley Wiggins en todas las subidas. El estallido de color lo activó Vincenzo Nibali, cuando atacó a 16,5 de la llegada. Volvería a atacar a ocho kilómetros de la meta este italiano que decía: «Estoy buscando una etapa, pero con la fuga que iba por delante no tenía nada que hacer. Iván (Basso) ha estado enorme. Hemos trabajado para intentar dejar a Evans que ya se veía desde el Tourmalet que no iba bien».
El propio líder neutralizó a Nibali, que hace lo que puede, pero está muy solo, demasiado, para intentar desequilibrar al Imperio británico, que en eso se ha convertido el Sky, que dejó la carrera anestesiada en los puertos, con una subida al Tournalet plana, en la que bastaba con ir a rueda de los ingleses, que con la calculadora en la mano manejaron unos datos en su forma de trabajar espectaculares. A 63,5 kilómetros, Wiggins tenía cinco compañeros delante: Rogers, Porte, Boasson Hagen y Knees, es decir todo el equipo menos Cavendish y Eisel.
Nibali asegura el podio
A 48 kilómetros, eran cuatro los Sky que corrían un tupido velo sobre el grupo, más Wiggins. Pocos kilómetros después Cadel Evans comenzaba a quedarse. Sería el principio del fin para el ganador de la prueba el año pasado. El final de etapa resultó terrible, durísimo, para un hombre desfondado, destruido a todos los niveles, que ha aguantado como ha podido a un Sky que ha hecho lo justo para olvidarse definitivamente de él.
No quisieron humillarle y podrían haberlo hecho. Evans ha fallado. El Tour ha podido con su físico, con su estado mental y con su equipo, que se ha derrumbado junto a su líder. BMC apostó todo por Evans, como era lógico, y se ha estrellado con el corredor que hace un año les dió el triunfo en mejor prueba del mundo. No hay nada que hacer. Nibali se ha asegurado el podio y ya no necesitará más que aguantar para mantener esa posición en los Campos Elíseos.
Sabe que no va a poder con los Sky. En el mejor de los casos uno de los dos, Wiggins o Froome, por aquello de que son humanos, o eso parece, igual ceden, pero que los dos tengan problemas se antoja imposible, un sueño.
Tampoco parace que Jurgen Van den Broeck vaya a mejorar su cuarto puesto, mientras que Haimar Zubeldia siente el aliento de un sorprendente Tejay Van Garderen, el mejor joven del Tour, al que aventaja en 42 segundoa antes de llegar hoy a Peyragudes. En Bagnerés Thomas Voeckler, uno de esos ciclistas que sigue escribiendo su historia en la carrera a base de victorias dotadas siempre de épica, volvía a realizar una proeza. Los gestos que hace con la lengua, con la cabeza, los movimientos que tiene sobre la bicicleta le convierten en un corredor con pocos amigos dentro del pelotón. Comenzó el Tour con problemas en una rodilla, lo que le obligó a estar diez días prácticamente parado antes de comenzar la prueba. La inició renqueante, entre insultos en Bélgica por la encuesta que le abrieron por presunto dopaje a su equipo el año pasado, y lleva ya dos etapas ganadas. En 2004 estuvo diez días de amarillo. Ha ganado etapas en 2009. 2010 y lleva dos en 2012. En Pau finalizó tercero
En 2011 estuvo otros diez días de líder y acabó cuarto en la general final. Tiene casi ganada la montaña. Todo un carácter que fue capaz de coronar los cuatro puertos que se pasaron en cabeza. Estuvo metido en una escapada en la que muchos corredores no sabían ni quien tenían a su lado, de la cantidad de gente que había. Sky no vive de emociones, ni la épica. Sólo le interesa la realidad del día a día.
Retransmisión
/includes/manuales/especiales/tour-francia/2012/html/includes/directos/directo-etapa-16.html
Si