El Papa despide 2019 invitando a «pedir a Dios la gracia de unos ojos nuevos»

Urge a «salir al encuentro de los demás y escuchar sus gritos de ayuda. ¡La escucha es ya un acto de amor!»

El Papa Francisco, durante la última oración del año, el solemne «Te Deum» de acción de gracias en la basílica de San Pedro EFE
Juan Vicente Boo

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En la última oración del año, el solemne « Te Deum » de acción de gracias en la basílica de San Pedro, el Papa Francisco invitó ayer a «pedir a Dios la gracia de unos ojos nuevos, capaces de una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra a Dios en las casas, las calles y las plazas».

El propio Francisco lo había vivido dos horas antes asistiendo en privado en una iglesia romana a los funerales de la profesora jubilada Maria Grazia Mara , de 95 años de edad, «amiga del Papa y fallecida ayer» (por el lunes), según un comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano.

En la homilía de acción de gracias, el Santo Padre recordó que Jesús nació en Belén, «la más pequeña de las ciudades de Judá», y vivió en Nazaret, un pueblecito poco apreciado hasta el punto que Natanael preguntaba: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». El Hijo de Dios «escogió la ciudad pequeña y la ciudad despreciada».

El Papa hizo notar que «en la Escritura, los profetas ponen en guardia frente a la tentación de ligar la presencia de Dios solo al templo, pues Él vive en medio de su Pueblo, camina con él y vive su vida».

Según Francisco, «cuando Dios quiere renovar todas las cosas por medio de su Hijo, no comienza en el templo, sino en el seno de una mujer pequeña y pobre de su Pueblo. ¡Es una elección extraordinaria!». Contrariamente a la lógica humana, Dios «no cambia la historia a través de hombres poderosos de las instituciones civiles y religiosas sino a partir de una mujer de la periferia del imperio como María».

«Roma no es solo una ciudad complicada»

Aunque la acción de gracias por todas las gracias recibidas en 2019 era universal, el Papa se refirió a la metrópoli de la que es obispo: «Roma no es solo una ciudad complicada, con tantos problemas, con desigualdades, corrupciones y tensiones sociales. Roma es una ciudad a la que Dios envía su Palabra» para invitar a creer, a esperar y «a amar, luchando por el bien de todos», como ha visto hacer a «tantas personas valerosas, creyentes o no».

Dirigiéndose a los fieles en un tono muy intimista, el Papa afirmó que Jesús «nos invita a lanzarnos al ruedo, a implicarnos en la vida de nuestros conciudadanos. Estamos llamados a salir al encuentro de los demás y a ponernos a la escucha de su existencia, de sus gritos de ayuda. ¡La escucha es ya un acto de amor!».

El cristianismo consiste, según Francisco, en «dar testimonio del Evangelio con los hechos más que con las palabras; un servicio de amor que cambia la realidad». De ese modo «soplará en la ciudad y en la Iglesia un aire nuevo, un deseo de ponerse en camino, de superar las viejas lógicas del enfrentamiento y las barricadas para colaborar juntos en edificar una ciudad más justa y fraterna».

Santísimo Sacramento

La última parte de la ceremonia consistió en adoración silenciosa del Santísimo Sacramento, expuesto en una hermosa custodia sobre el altar de la Confesión. Era una despedida del año humilde y emotiva a la vez, sin necesidad de palabras.

A continuación, el Papa salió a la plaza de San Pedro , ya entrada la noche, para visitar -entre saludos felices a miles de fieles y turistas durante más de media hora- el Nacimiento monumental, regalado este año por el pequeño pueblecito de Scurelle, en la provincia norteña de Trento.

Está formado por 23 personajes de tamaño natural, vestidos al estilo popular de comienzos del siglo XX, y rodeado por troncos de madera provenientes de arboles destrozados por la tormenta «Vaia» en octubre de 2018.

Francisco ponía en práctica la idea que había comentado en un tuit lanzado tres horas antes: «Es bonito detenerse ante el #BelénNavideño y confiarle al Señor nuestra vida, hablarle de las personas y de las situaciones que llevamos en el corazón, hacer con Él el balance del año que termina, contarle nuestras expectativas y preocupaciones».

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