El Papa alerta contra «quien difunde alarmismos y alimenta el miedo del otro y del futuro»

Invita a mil quinientos pobres a almorzar con él en el Vaticano

El Papa responde a la proliferación de mensajes negativos EFE

JUAN VICENTE BOO

Ante la escalada de mensajes negativos que crispan a muchos ciudadanos, el Papa Francisco ha alertado este domingo contra «quien difunde alarmismos y alimenta el miedo del otro y del futuro, porque el miedo paraliza el corazón y la mente ». Al mismo tiempo, ha alertado también frente al excesivo interés del público «por la última noticia escandalosa, las historias turbias y los chillidos del que grita más fuerte y más enfadado» .

Ante millares de familias pobres, inmigrantes y personas sin techa que llenaban la basílica de San Pedro, el Papa ha advertido al mundo que «en el afán de correr, de conquistarlo todo y rápidamente, el que se queda atrás molesta y se considera como descarte. ¡Cuántos ancianos, niños no nacidos, personas discapacitadas y pobres, considerados inútiles! »

Según Francisco, «se va deprisa, sin preocuparse de que las distancias aumentan, de que la codicia de pocos acrecienta la pobreza de muchos». Como suele hacer un par de veces al año, el Papa ha invitado a mil quinientos pobres a almorzar con él en el Vaticano mientras otros tantos son huéspedes de instituciones caritativas por toda la ciudad.

En su homilía de la III Jornada Mundial de los Pobres, el Papam ha advertido que «no basta la etiqueta ‘cristiano’ o ‘católico’m para ser de Jesús. Es necesario hablar la misma lengua de Jesús, la del amor», y ha invitado a preguntarse «¿Ayudo a alguien de quien no podré recibir? Yo, cristiano, ¿tengo al menos un pobre como amigo?».

En tono de intimidad ha añadido que « los pobres son preciosos a los ojos de Dios porque no se sostienen solos con las propias fuerzas, necesitan alguien que los lleve de la mano. Nos recuerdan que el Evangelio se vive así, como mendigos que tienden hacia Dios».

Según Francisco, cuando se entra en «el clima del Evangelio», se escuchan las peticiones de ayuda de los pobres «como una llamada a salir de nuestro proprio yo, a acogerlos con la misma mirada de amor que Dios tiene por ellos. ¡Qué hermoso sería si los pobres ocuparan en nuestro corazón el lugar que tienen en el corazón de Dios!».

El Papa ha recordado que «Dios es amor» y, que los pobres «son nuestro tesoro, el tesoro de la Iglesia, porque nos revelan la riqueza que nunca envejece, la que une tierra y cielo, y por la cual verdaderamente vale la pena vivir: el amor». Poco después, en el encuentro para el rezo del Ángelus con miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Santo Padre ha destacado «el ejemplo de los mártires cristianos de nuestro tiempo que, a pesar de las persecuciones, son hombres y mujeres de paz. Ellos nos entregan una herencia que debemos custodiar e imitar: el Evangelio del amor y de la misericordia».

El Papa ha dado las gracias «a los médicos y enfermeros que han prestado servicio en estos días en el ambulatorio medico instalado en la plaza de San Pedro», como es ya tradición en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres. En su despedida ha dirigido un saludo especial a los peregrinos de Toledo y ha pedido a todos: »por favor, no os olvidéis de rezar por mí«.

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