Día del padre

Pablo Casado: «Cuando a mi hija le preguntan a qué me dedico dice que a ayudar a la gente»

El vicesecretario de Comunicación del PP habla con ABC de su faceta como padre, del día a día con Paloma y Pablo, sus dos hijos de tres y dos años de edad

Pablo Casado juega en el suelo con sus dos hijos, Pablo de dos años y Paloma, de tres MAYA BALANYA

N. RAMÍREZ DE CASTRO

Cinco meses pegado a la UCI de un hospital contando cada nuevo día, cada gramo ganado, no se olvidan fácilmente. A Pablo Casado, uno de los rostros más amables del Partido Popular, aún se le ensombrece el gesto cuando habla de aquellos días junto a Pablo, su niño «milagro», que nació a los cinco meses de gestación y con 700 gramos de peso . Hoy ese ser diminuto es un niño juguetón que se pone nervioso cada vez que ve a su padre en televisión. «Señala con el dedo a la pantalla y grita "¡papá, papá!" y me busca detrás de la pantalla. Incluso a veces lo hace cuando sale algún presentador de televisión o un adversario político al que le debo resultar parecido», se ríe su padre.

El vicesecretario de Comunicación del PP es «padre por vocación». Hijo de una familia numerosa de seis hermanos, que añora el ambiente de su infancia, pero que se conforma con sus dos retoños: Pablo, de dos años y Paloma, de casi cuatro. Y más después de «una noche toledana» de mocos y catarro como la que acaba de pasar, pendiente del pequeño. «Hay semanas que mi mujer y yo vamos de cabeza» , confiesa.

Casado se ocupa todas las mañanas de llevar al colegio a su hija, salvo los días de sesión plenaria en el Parlamento . Después su trabajo como portavoz del PP no le deja mucho tiempo para mantener rutinas domésticas. Eso sí, por la noches se reserva el momento del cuento para léerselo a Paloma y acunar al pequeñín. Cuando toca cena de trabajo, solo hay tiempo para un achuchón. «Me encanta abrazarles cuando están dormidos y no pueden escaparse . A esas horas ya no hay riesgo de que se despierten y te puedes dar un verdadero empacho de niños», dice casi con glotonería.

Niños sin pantallas

Aún son muy pequeños para pensar en su futuro, «cómo negociaremos la paga, les protegeremos de las redes sociales, qué estudiarán... Todo eso lo vemos aún muy lejano. Ahora nos inquieta que no se enganchen a las pantallas y empiecen cuanto antes a estudiar ingés. En casa no ven la televisión, solo un rato el fin de semana les ponemos "Peppa Pig", y siempre en inglés».

A largo plazo su mayor preocupación «es que sean felices» . «Puede soñar ñoño, pero es lo que siento. No importa lo que hagan o estudien, aunque reconozco que me haría ilusión que alguno de ellos estudiara Medicina porque mi abuelo, mi padre y dos de mis hermanos son médicos».

El trabajo de papá

Ni el pequeño Pablo ni Paloma saben muy bien a qué se dedica su padre. «En el colegio me identifico como abogado economista porque creo que la política es una ocupación maravillosa y vocacional, pero que está bien tener tu profesión fuera. A Paloma cuando le preguntan en qué trabaja su padre, siempre dice "mi papá ayuda a la gente" ¡y yo no se lo he dicho!».

Dice Casado que cuando crezcan «intentaré transmitirles que la política debería ser un motivo de orgullo y de servicio público . Hoy entiendo que con tantos casos de corrupción y de malas noticias es difícil transmitir esta idea. Hay tanta crispación que a veces también me da miedo que por mi culpa a mis hijos les hagan daño o les digan alguna impertinencia».

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