Coronavirus

Julio Mayol: «Me preocupa el trauma emocional que quedará en los que se están jugando la vida»

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Julio Mayol Foto cedida

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A veces, es mejor optar por el silencio y dejar hablar a los que saben; quienes también deberían, quizá, tomar las decisiones. Expertos en los que las sociedades ponen su confianza en la peor crisis sanitaria de los últimos cien años en el mundo civilizado. Como Julio Mayol , director médico del Hospital Clínico San Carlos y profesor titular de Cirugía en la Universidad Complutense. Conocimiento, experiencia y sentido común para no volver a caer en los mismos errores en el futuro. «Acabamos de empezar otra fase de la pandemia, pero no todavía la de normalización. Hay que ser consciente de que el objetivo de aplanar la curva era no colapsar el sistema . Si lo hace, es que las medidas no son suficientes. Habrá que decidir si hemos tenido éxito o no. Si el sistema colapsa no es fracaso del sistema, sino del aplanamiento de la curva, las medidas no hay sido suficientes. No se puede culpara a la consecuencia de ser la causa. Pero con el virus no se acaba , no está en nuestra mano».

Están todavía en fase de explicarse cómo es el virus con detalle. «No conocemos los factores íntimos que hacen que unos pacientes respondan de una manera y otros de otras. Sabemos grandes soluciones, pero no el mecanismo íntimo. Si se llegará a saber o no, depende de lo que siga el virus, si podemos estudiarlo después en aminales, con un solo factor... Ver todo es extremadamente complicado porque no afecta solo a los pulmones; afecta a diferentes células, y con diferentes respuestas. Llegar a conocerlo del todo dependerá de los esfuerzos que invirtamos. El VIH nos esforzamos mucho, si es como otros virus «sars» igual no tanto porque puede desaparecer, como el de 2001-2002. Pero sí creo que estudiaremos mucho los virus que puedan pasar de animales a humanos ».

«En cambio, -subraya- no hemos estudiado tan rápido algo nunca: ya sabemos cómo tratarlo, cómo se comporta, tenemos datos masivos, se ve cómo se ha evolucionado, se están haciendo pruebas de vacunas y preparando fármacos y variantes para las diferentes estirpes. Antes no teníamos los medios para estudiarlo tan rápido, era imposible. En la gripe de 1918, por ejemplo, murió muchísima más gente. Nunca hemos estado tan preparados de manera científico-técnica y tan poco preparados socialmente ». Y remarca que se han aprendido «tres nuncas» que podrían evitar otras crisis futuro: « Nunca se va demasiado deprisa. Nunca hay suficiente equipo. Nunca se sobreactúa».

Analiza que algo se pudo hacer mejor si se observan otros países; los que mejor han salido antepusieron el interés colectivo a la libertad individual . «Había razones de "no puedo creerlo" porque no nos viene bien económicamente. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, pero son decisiones de cómo verlo. Las sociedades que mejor están saliendo han sido las que se ven más como colectivo que como individuos: Corea o China, parece que se han comportado diferente a Europa Occidental, salvo quizá los nórdicos. A ellos no les causa tanto problema limitar la capacidad de libertad individual para proteger a todo. Aquí hablar de suspender la Semana Santa, una manifestación o las Fallas creó más alarma que el virus. La sociedad pone en la balanza esos riesgos y quién decide arriesgarse: si no sobreactúas cuando hay un problema y aceptas las críticas, cuando llegas tarde solo puedes actuar. Y es verdad que te critican siempre si sobreactúas».

Consecuencias

¿Es mejor pasar este virus todos para lograr la inmunización? «Es uno de los modelos: la inmunidad del rebaño. Pero sabemos cómo se comportan otros virus, pero no como este. Ni sabemos cuál es el número de fallcimientos que puede soportar un gobernante, de aquí o de cualquier otro. La estrategia de inmunización la inició Johnson, pero no aguantó mucho. Es muy difícil soportar que la gente vaya muriendo sin que uno tome medidas. Por eso me cuesta mucho culpar a nadie de nada . Porque todos tenemos el mismo objetivo: lograr el mejor resultado posible. No me cabe en la cabeza de que alguien quiera lo peor en esta situación, pero nadie sabe qué es lo mejor para eso. Las ideas en las teorías luego son difíciles de soportar en la práctica».

Se muestra pesimista en que la sociedad aprenda, pues señala que no puede vivir demasiado tiempo con el dolor en la memoria. «Necesitamos olvidar el dolor. No podemos vivir perpetuamente en el dolor. Sería insoportable. No tengo grandes esperanzas de grandes cambios después de que se pase esto porque no hay grandes liderazgos. Creo que esta concienciación durará lo que dure el estado de alarma y los últimos coletazos. Hay investigaciones de las sociedades que, tras episodios traumáticos, pasan unos seis meses y vuelve a ser igual que antes. Intentaremos olvidar. ¿Cómo haces ahora para que la gente no acuda a un estadio con 60.000 personas, o que viaje a cualquier país o en el metro sin prohibirlo? Por eso necesitamos liderazgos para catalizar los cambios. Pero no los hay y no es una cuestión nacional. No hay liderazgos globales en ningún país occidental. Angela ha hecho cosas correctas, pero tampoco se ha erigido como líder. Ni Boris Johnson. Tampoco Estados Unidos».

Otra de las consecuencias que más teme son las que soportará el personal sanitario. No solo por esl desgaste que acumula día a día físico y, mucho, emocional. También la tendencia del ser humano de buscar culpables a una situación que no ha podido controlar y es trágica: «Me preocupa el trauma, la carga emocional que llevarán los que han perdido a sus seres queridos, y los que se están jugando la vida. Van a sufrir muchísimo. Y con la amenaza de que puedan tener represalias por decisiones que tomaron al límite . Todos nos aplauden a las 8, pero también hay experiencias, como en el Katrina, de que la sociedad después buscará un culpable. Como dicen: todos los inocentes srán severamente castigados y ninguna buena acción queda sin castigo». Por eso incide en la necesidad de un liderazgo a la altura del reto que llega: «Avanzamos hacia el futuro. No se puede regresar a otra cosa que no sea el futuro porque no existe un pasado al que volver. Es imposible tras un shock como este. Y es lo que tenemos que diseñar y construir estos días. Cambiar nuestra manera de hacer, de pensar, de metas. Decidir qué es prioritario, qué es imprescindible y cuánto estamos dispuestos a invertir para que esto no se repita. Hablo de recursos materiales, pero son más importantes los recursos intelectuales y de líderes con visión de futuro , de justicia y preparación».

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