Coronavirus
Benito Almirante: «Tenemos que prepararnos para el invierno porque este virus se quedará»
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Desde el minuto cero de la epidemia ha estado en primera línea. Al frente del servicio clave de Enfermedades Infecciosas en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona, el doctor Benito Almirante empieza ahora a recuperar el aliento tras unas frenéticas semanas en las que el SARS-Cov-2 ha puesto al límite al sistema sanitario.
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Cuando a finales de febrero Cataluña vio el primer rostro del virus su hospital contaba con 60 camas de UCI de adultos. El violento envite de la infección obligó a redimensionar el espacio hasta triplicar su capacidad. En el peor momento de la crisis, del 23 al 30 de marzo, había más que triplicado sus unidades de críticos con 175 pacientes. «Vivimos momentos de gran tensión. Esta crisis nos ha afectado a nivel personal y profesional , aunque también deja cosas positivas, como entender la profesión. Hemos ido todos a una, sin especialidades», dice Almirante en una entrevista a ABC en la que reflexiona sobre las lecciones aprendidas en esta emergencia sin precedentes.
Optimismo contenido
Con la curva epidemiológica en descenso y las UCI en proceso de descompresión, Almirante, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), muestra un optimismo contenido. « Si el desconfinamiento es gradual y se hace bien entraremos en el verano con niveles de infección más bajos , pero el virus se quedará y volveremos a enfrentarnos con él el próximo invierno, cuando probablemente coincidirá con la gripe». La experiencia vivida servirá, dice, para afrontarlo con estrategias aprendidas.
«Sabemos diagnosticar la enfermedad desde el momento en que el paciente entra en el hospital; tenemos claro que las residencias son un foco que hay que controlar, y también que hay tratamientos útiles para bloquear los peores efectos », afirma. Cita, entre ellos, el uso de algunos antiinflamatorios como el sarilumab, que han demostrado que bloquean la «tormenta inflamatoria» de los cuadros más graves de la infección. También han aprendido, dice, «a organizarnos». «Ginecólogos, especialistas de medicina interna, en cirugía vascular... trabajando codo a codo con neumólogos e infectólogos. La coordinación ha sido muy buena, acostumbrados a trabajar siempre de forma sectorializada », subraya. Con la tranquilidad de haber pasado la punta epidémica pero aún con el temor de posibles rebrotes, recuerda con angustia los peores momentos.
«Hubo mucha preocupación». Admite que el momento más crítico fue por la falta de respiradores. «No teníamos algo esencial», denuncia: «El sistema sanitario no puede trabajar como hasta ahora al 110 por ciento; cuando sobreviene una emergencia no tiene recursos para afrontarla . Le deja sin margen de respuesta. Debemos hacer simulacros de epidemias y prepararnos para el invierno porque el virus se quedará y nuestro sistema debe armarse para futuras crisis», concluye.