Decir la verdad para aproximar la paz
Panic advierte a cierto progresismo occidental que «un pacifismo abstracto esconde una trampa muy peligrosa»
Una intelectual rusa de origen ucraniano, Svetlana Panic, ha escrito un interesante artículo en el que denuncia la ambigüedad maligna de las declaraciones sobre la paz dentro de una ideología de guerra. Y explica que la retórica de la paz ha forjado la identidad nacional rusa durante décadas: a todas horas se hablaba de la paz, que inspira himnos y da nombre a instituciones. Para los ideólogos del Kremlin esta guerra se hace en nombre de la paz , pero si algún ruso se atreve a escribir esa palabra (MIR) en un letrero, le suben a una camioneta de la policía.
Panic advierte a cierto progresismo occidental que «un pacifismo abstracto esconde una trampa muy peligrosa», porque si el mal no se expone a la vista de todos en su extrema concreción, si no se da nombre a quien lo causa, inevitablemente envenena las mejores intenciones y, además, tiende a perpetuarse. Lo que el gobierno ruso denomina «operación especial« es una guerra aterradoramente transparente (¡lo ha dicho con claridad el Papa !) y por eso desafía la conciencia de todos los que nos asomamos a ella.
No se puede poco menos que exigir a Ucrania la rendición en nombre de la paz, porque los ucranianos defienden su tierra, su dignidad y su libertad frente a un agresor violento, impulsado por ambiciones perversas . Si no se reconoce esta realidad, todos los discursos sobre la paz serán una antología de palabras que deleitan el oído y calman la conciencia, pero serán estériles. Y concluye con esta sentencia cristalina: «decir paz, significa hoy decir la verdad».
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