Tortícolis de mirar a Roma

La elección de Omella es una forma de seguridad es una forma de seguridad, también psicológica, para tiempos de incertidumbre

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El 24 de diciembre de 1990, el cardenal Tarancón , en una entrevista a la Revista «Tribuna» (página 32), dijo aquella famosa frase de que «los obispos españoles tienen tortícolis de tanto mirar a Roma». Ocurría en los tiempos de Juan Pablo II y ahora en los de Francisco. Quizá tenga que ver con la historia del catolicismo patrio. Como escribe William J. Callahan en su historia de la Iglesia en la España contemporánea, la influencia del papado en España disminuyó en el XVIII. Pero a partir de las reformas de Cádiz, los obispos españoles abandonaron el regalismo por la lealtad emocional al Papa. Recuerden el modelo del general Espartero de Iglesia nacional.

La reacción de los obispos, del clero y de los fieles, fue gritar: «¡Roma es nuestro fin!”, “¡Roma es nuestra esperanza!».

La elección del cardenal Juan José Omella como presidente de la Conferencia Episcopal se ha hecho mirando a Roma. Cuando los obispos dejaron de votar mirando a Roma, y empezaron a mirar a España, mudaron las tornas y se produjo el juego de equilibrios con los electos para la Comisión Ejecutiva y la Permanente. Que conste que mirar a Roma no es, en principio, ni bueno, ni malo a estos efectos. Acaso una forma de seguridad, también psicológica, para tiempos de incertidumbre. Incluso puede ser un acierto.

En primera línea, ante los envites de la política social-comunista, han colocado a un hombre cercano, campechano –como él se define, afable. Con la incógnita inevitable sobre cómo va a afrontar el discernimiento moral del independentismo. Y en segunda línea, en el Ejecutivo, aparece una nueva generación, exigente, con ideas claras y una notable capacidad argumental. Todos los supuestos contrincantes del cardenal Omella Jesús Sanz, Mario Iceta, Gines G. Beltrán , entre otros- han pasado al órgano de seguimiento, y control. Luces largas.

Y no digamos nada en el segundo círculo, la Permanente, con recuperados obispos de notables cualidades. Por ejemplo, el obispo de Lugo, Carrasco Rouco , para los temas educativos. O el de Logroño, Carlos Escribano , para Laicos, Familia y Vida.

Los tiempos de la Iglesia no son los de este mundo…

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