El gabinete del Gobierno contra la despoblación no ha movido un euro en sus nueve meses de vida

La Secretaría General para el Reto Demográfico no ha convocado ninguna línea de ayudas o subvenciones para proyectos en la España vaciada pese a las promesas del Ejecutivo

Un cartel de la manifestación contra la despoblación de marzo de 2019 en Madrid MAYA BALANYÀ

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La creación de una Secretaría General para combatir la despoblación ilusionó, con las reservas propias de los que están hartos de promesas incumplidas, a la España vaciada . No obstante, los augurios de los más pesimistas van camino de cumplirse. El gabinete encuadrado dentro del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en sus nueve primeros meses de andadura, no ha convocado ni una línea de subvenciones o ayudas para proyectos o iniciativas destinadas a revitalizar los territorios que se desangran poblacionalmente.

La Secretaría General para el Reto Demográfico es «un órgano de nueva creación y que aún no tiene dotación presupuestaria específica, que habrá de reflejarse en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado actualmente en fase de elaboración y propuesta. Por ello, se informa que no se han convocado subvenciones ni otras líneas de ayuda por la Secretaría General para el Reto Demográfico ». De esta forma lo reconoce Elena Cebrián, secretaria general del gabinete, en su respuesta una petición de información realizada por ABC a través del Portal de Transparencia y fechada a mediados de septiembre.

La ausencia de fondos que Moncloa le ha reservado a esta Secretaría General contrasta con las fotos de la campaña electoral y con el discurso Teresa Ribera, la titular del Ministerio. «Es una de las grandes cuestiones pendientes. No nos podemos permitir que haya desequilibrios tan grandes. La cohesión social y territorial y la corrección de desigualdades deben ser prioritarias», dijo la ministra hace dos semanas en un foro al que fue invitada.

A rebufo

Cebrián aprovecha la «transversalidad» del problema demográfico para justificar la labor de su oficina. Defiende que su departamento «impulsa y coordina acciones, políticas y estrategias para que se incluya la perspectiva de reto demográfico en las actuaciones de los poderes públicos» y resalta que su gabinete ha apoyado a otros ministerios cuando han puesto en marcha subvenciones para combatir, de forma directa o indirecta, el reto demográfico.

Enumera el plan PEBA para la digitalización, competencia del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital; los 7 millones para ayudas a proyectos de entidades locales afectadas por un proceso de cierre de centrales termoeléctricas de carbón, a cargo de la Secretaría de Estado de Energía; los 316 millones de dos convocatorias del mismo ministerio destinadas al fomento de las energías renovables. También cita el plan de vivienda del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; o la convocatoria de ayudas para entidades locales. En suma, diversos proyectos que tocan tangencialmente el problema demográfico pero que no están concebidos específicamente para atajarlo.

Vuelta al olvido

«La Administración General del Estado ni está ni se le espera. Ha habido otras prioridades este tiempo y volvemos a lo de siempre. Cuando vienen las cosas gordas, las zonas olvidadas vuelven a su olvido», lamenta Miguel Martínez Tomey, presidente del presidente del Centro de Estudios sobre Despoblación y el Desarrollo de Áreas Rurales (CEDDAR).

Martínez Tomey diagnostica que son muy escasos los ejemplos de subvenciones destinadas a emprendedores en el mundo rural y que, además, dichas convocatorias no suelen estar demasiado bien afinadas, lo que no facilita las cosas para dar el paso hacia la España interior. Además propone que, si en el futuro el Ministerio impulsa algún programa de ayudas en este sentido, lo haga atendiendo al «sesgo rural»: «No se tiene todavía la percepción de que el tejido empresarial rural precisa una atención especial al ser más vulnerable».

Parece, al menos por la vía de los hechos, que el asunto no es prioritario para el Gobierno, pese a que la pandemia de coronavirus ha despertado el interés de muchos por salir de las ciudades y a que el campo está harto de promesas baldías. A falta de medidas específicas, Moncloa parece jugar a calmar con gestos de cara a la galería a las plataformas ciudadanas, que cada vez tienen más peso en las zonas despobladas y que ya han amenazado con seguir el ejemplo de Teruel Existe y desembarcar en política si no hay medidas reales.

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