Observatorio Social La Caixa

La España vaciada es la España cosmopolita: el 10% de la población rural ha nacido en el extranjero

Un estudio de la UNED y la Universidad de Valladolid revela la «importancia numérica» de las familias inmigrantes. Rumanos, búlgaros y marroquíes son los más numerosos, por este orden

JOSÉ RAMÓN LADRA
Érika Montañés

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¿Cuál es la importancia de las personas que han nacido fuera en el medio rural español? Alguna vez pueden haberse hecho esta pregunta, sobre todo si viven en regiones como Castilla y León, Aragón o Extremadura, naturalmente «despobladas», que sufren un declive demográfico sin freno y envejecidas , por ende. En estos lugares, rumanos, búlgaros y marroquíes (por este orden, según detalla a ABC el profesor e investigador de la UNED, Luis Camarero ) reflotan la «economía de cuidados, las factorías agrícolas y la construcción». ¿Qué aportan? «Vida», responde Camarero. Son un antídoto contra el envejecimiento de esos municipios pequeños, donde entre un 10 y un 20% de la población cuenta con más de 80 años.

La importancia numérica de estos «nuevos residentes» en el peso demográfico de una España que «padece un acuciante vaciamiento» se concentra en un dato, sintetiza el propio Camarero: el 10% de la población rural española (municipios de menos de 10.000 habitantes) en estos momentos ha nacido en el extranjero . Son unas 920.000 personas, cuantifica el sociólogo. Es una de las principales conclusiones del estudio «Inmigración: retos y oportunidades», que han elaborado investigadores de la UNED y de la Universidad de Valladolid y que hoy ha presentado en CaixaForum Madrid el Observatorio Social de La Caixa.

En un debate monográfico moderado por el periodista y director de Análisis y Desarrollo Global de ISGlobal, Rafael Vilasanjuan , y en el que han participado, además, el profesor Camarero y la catedrática de la Universidad de Alcalá, Olga Cantó , se han glosado los datos del artículo, que subraya que la población de origen extranjero es «esencial también para la preservación de la actividad en la España despoblada».

Mayor índice de fecundidad

Entre los datos del artículo «La inmigración dinamiza la España rural», sus responsables, Luis Camarero y Rosario Sampedro señalan que, en el grupo de entre 20 y 39 años, la cifra escala por encima del 15%, hasta casi el 16%, por lo que los inmigrantes están rejuveneciendo sin lugar a dudas la España rural. Hay que convenir, concreta a este medio el investigador, que además suelen tener una tasa de fecundidad mayor al español nativo y ello, unido al reagrupamiento familiar que es el último fin buscado, conlleva que no se tenga «solo que medir la llegada de un inmigrante a un municipio pequeñito, por ejemplo, sino el desembarco en ese lugar de toda una unidad familiar». Eso es futuro para estas regiones.

«Contra la idea predominante de un imaginario rural de población inmóvil, permanente y local, la España rural es diversa y cosmopolita»

Como promedio, el informe destaca que uno de cada cinco nuevos habitantes rurales tiene origen extranjero , una proporción que se incrementa en los municipios que no superan los mil habitantes, donde una cuarta parte de los menores de edad ya es de origen foráneo. Muy interesante es la radiografía que realizan los autores sobre la evolución de los nuevos pobladores rurales, según la cual el asentamiento de la población extranjera en la Península Ibérica ha seguido un proceso de difusión continua de este a oeste, desde los enclaves rurales de las regiones litorales mediterráneas, donde empezó a tener presencia a inicios del siglo XXI, hacia otras zonas del interior, y se ha ido abriendo a nuevos mercados laborales. «También es variada la procedencia geográfica y cultural de los nuevos pobladores. De hecho, contra el imaginario rural de población inmóvil, permanente y local, la España rural es diversa y cosmopolita », resuelven los autores. «Se produce un componente de multiculturalidad, diversidad y cosmopolitismo, lo llamamos nosotros, que aporta mucha riqueza. Es una paradoja. Los municipios de menor tamaño, los que no llegan a los 1.000 habitantes, ofrecen tanta diversidad de orígenes como las áreas urbanas a estas generaciones», dice el profesor de Sociología de la UNED.

La pandemia y la crisis se ceban con el rural

En la presentación del Observatorio Social de La Caixa, Camarero ha explicado: «Por regla general, las crisis económicas no han sido buenas para las áreas rurales. El contexto actual de fuerte incertidumbre económica puede ralentizar la llegada de población desde el extranjero y dificultar también los procesos de reagrupación familiar. La caída de la fecundidad propia de los momentos de crisis se añade en este escenario de previsible reducción de vitalidad demográfica. Pero los días de la pandemia también nos han permitido tomar conciencia de la importante contribución que la población foránea realiza para garantizar la producción alimentaria (al medio urbano también) y especialmente la vida de nuestros pueblos».

Un dato que sí se ha destacado sobre la pandemia es que muchos de estos pobladores la han sufrido hacinados. De acuerdo con el barómetro presentado hoy es que la población de origen inmigrante tiene más probabilidades de residir en viviendas sobreocupadas. En 2018, el 13,2% de la población de origen extranjero en España residían en viviendas sobreocupadas, frente al 3,2% de la población autóctona.

Estos pobladores, asimismo, son «muy activos laboralmente», destacan los autores, y revitalizan las zonas rurales, integrándose en la economía de mercado. En la comparativa del informe, se subraya que los españoles acogemos bien a los que vienen de fuera: siete de cada diez ve el fenómeno migratorio positivo para nuestra sociedad.

«Los días de la pandemia también nos han permitido tomar conciencia de la importante contribución que la población foránea realiza en pro de la producción alimentaria, y la subsistencia del medio urbano»

Además, en el mismo debate se ha presentado el «Análisis de las necesidades sociales de la población inmigrante» del Observatorio Social de La Caixa , en el que se ha dado cuenta de los efectos de la «brecha» económica que provocó la crisis de 2007-2008 entre las familias inmigrantes en España y que aún «no se ha cerrado»: el 16% de estas familias tuvieron a todos sus miembros en desempleo en los años centrales de la recesión (frente al 9,5% en el caso de las familias autóctonas). Un informe elaborado por profesores de la Universidad Rey Juan Carlos, la UNED y la Universidad de Alcalá sobre las necesidades sociales de estas familias indica que la tasa de riesgo de pobreza de los inmigrantes que residen en España es de un 46%, superior a la media europea, a diferencia del 18% entre la población autóctona.

El dossier, que empieza con el barómetro general con indicadores sobre temas sociales, demográficos y económicos y a continuación plasma los que relacionan la inmigración con las dimensiones sociales más relevantes y los retos a los que se enfrenta España, señala que las solicitudes de asilo procedentes de países extracomunitarios se han multiplicado por 12 en los últimos diez años en España.

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