Coronavirus

Varios vecinos de un bloque de Asturias rompen la puerta de una mujer a golpes «porque trabaja en un hospital»

Tina Rodríguez, que trabaja en el laboratorio del hospital, ya había sido denunciada «por miedo a que contagiara»

Hospital Universitario Central de Asturias EFE

ABC

Las catástrofes sacan a la luz lo peor y lo mejor del ser humano . La crisis del coronavirus ha dejado numerosas muestras de la solidaridad de miles de personas: aplausos de ánimo en los balcones y gente que cose mascarillas para los sanitarios.

Sin embargo, en estos días tan complicados también se ha visto la otra cara de la moneda: desde ciudadanos detenidos por incumplir la cuarentena hasta ataques a personas por «ser foco de contagio» de COVID-19. Esto último es lo que ha ocurrido en un bloque de viviendas de Asturias durante la semana del 29 de marzo.

Tina Rodríguez trabaja en el laboratorio del Hospital Universitario Central de Asturias y, tras decretarse el estado de alarma, tuvo que compaginar sus quehaceres con la ayuda a su madre, que vive sola y no sale al ser persona de riesgo, y con el envío de comida a uno de sus hijos, que reside fuera del domicilio familiar.

Para no tener que salir todos los días, la mujer optó por hacer grandes compras de alimentación y así preparar la comida para las tres casas. El problema llegó cuando se percató de que el espacio del que disponía no era suficiente: «Mi nevera se queda pequeña por eso hice uso de la que tenemos en otro de los pisos del edificio, que es de la familia». Una decisión que algunos vecinos no se tomaron bien.

Uno de ellos decidió llamar a la Policía Local para denunciarla por moverse por el edificio ya que «había riesgo de que contagiara a la comunidad entera» , explica tras haber recibido en su casa dos veces a los agentes. No fue el único.

Ante las repetidas llamadas de aquellos con quienes compartía descansillo y bloque, Rodríguez contactó con las autoridades para saber si estaba obrando mal. «Me quedé con la duda porque creía que lo estaba haciendo bien. Esto era un domingo, el lunes al ir a Oviedo a trabajar decidí llamar a la Guardia Civil para consultar. Si lo estaba haciendo mal no volvería a subir pero creía que no era así. Me dijeron que tenía razón y para asegurarme opté por llamar también a la Policía Nacional de Avilés y me dijeron lo mismo», cuenta la mujer, que finalmente recurrió a la Local.

Tras recibir el visto bueno por parte de los tres, la mujer siguió haciendo uso del electrodoméstico. Una mañana sintió un gran estruendo después de dejar comida en la vivienda y regresar a su domicilio, pero lo dejó pasar. Días después subió de nuevo y se encontró la puerta destrozada , le habían dado un gran golpe rompiendo el premarco y el marco. «Pasa solo porque trabajo en el hospital, si no no habría ese miedo a que les contagie, pero soy la primera que tengo muchas precauciones».

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