Sierra Leona confirma una nueva muerte por ébola un día después de que la OMS declarase el fin del brote

Las autoridades buscan a todos los contactos de la fallecida para realizar más pruebas

Personal de Médicos Sin Fronteras hablan con supervivientes del ébola en Sierra Leona

EDUARDO S. MOLANO

Se anunciaba vencida y no fueron ni veinticuatro horas de tregua. El Gobierno de Sierra Leona confirmó ayer una nueva muerte por ébola en sus fronteras, solo un día después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hiciera oficial el fin de la epidemia iniciada en diciembre de 2013 al Oeste de África.

Aunque era esperable que Sierra Leona, Guinea o Liberia -los tres principales países afectados por la crisis-, sufrieran nuevos casos intermitentes de ébola en el futuro, el anuncio deja un regusto amargo en la región. Sobre todo, porque 28.000 casos y 11.300 muertes después, el final de la epidemia ya se tocaba con los dedos.

En esta ocasión, quien reinicia el contador es una mujer fallecida en el distrito de Tonkolili, en el norte de Sierra Leona, que había regresado de Kambia, una aldea cercana a la frontera con Guinea. Las autoridades han identificado hasta 27 personas que estuvieron en contacto con la infectada y se encuentran ya en cuarentena.

«La mujer murió el pasado día 12 y, sí, confirmamos que murió de ébola», señaló en rueda de prensa Tarik Jasarevic , portavoz de la OMS.

Sierra Leona había declarado sus fronteras libres del virus el 7 de noviembre del pasado año. Sin embargo, ante esta nueva muerte, deberá iniciar un nuevo periodo de 42 días (el doble de la incubación, 21 días) para derrotar de forma oficial al brote.

Precisamente, el pasado jueves, Liberia anunciaba el fin de la epidemia después de haber cumplido este espacio temporal sin que se hubieran registrado nuevos contagios.

«Ahora estamos en un período crítico en la epidemia, al pasar de la gestión de casos y pacientes a la gestión del riesgo residual de nuevas infecciones», había advertido ya Bruce Aylward, representante especial de la OMS para la respuesta del ébola.

«Todavía esperamos más brotes y debemos estar preparados para ellos», añadió.

El primer caso de esta crisis se remonta al 6 de diciembre de 2013. Entonces, Emile Ouamouno, un niño de apenas dos años residente en Meliandou, en la región de Guéckédou, al sur de Guinea, perdía la vida. Su muerte se producía casi de forma paralela al fallecimiento de su hermana Philomene, de tres años; su madre, Sia, entonces embarazada; y su abuela, Koumba. El pequeño Ouamouno había registrado un cuadro de diarrea y vómitos cuatro días antes, el 2 de diciembre.

La hipótesis más probable es que la epidemia originada en Guinée Forestière (la selva húmeda guineana) se hubiera producido debido al contacto del pequeño Ouamouno con algún murciélago infectado con el virus. Después, los continuos desplazamientos de población habrían hecho el resto.

Dos meses después, a mediados de febrero, el director del hospital regional de la vecina Macenta visitaba a un paciente que sufría de una terrible fiebre, acompañada de vómitos severos y diarrea con sangre. En unas semanas, todo el personal que componía el equipo médico comenzó a desarrollar los mismos síntomas. Una veintena de personas fueron contagiadas. La crisis era una realidad.

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