La aldea de Portugal que pasó del sosiego a la 'fiebre' de contagios

A 100 kilómetros de la frontera con Galicia, la mayoría de los 40 habitantes de Campanhó se ha infectado tras el regreso de unos lugareños residentes en Francia que han expandido el coronavirus

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La aldea de Portugal infectadaw
Francisco Chacón

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La aldea portuguesa de Campanhó, con apenas 40 habitantes en medio del Portugal profundo del norte , ve cómo su día a día ha dado un vuelco desde que desembarcó la pasada Navidad un grupo de ciudadanos oriundos de este rincón del municipio de Mondim de Basto, pero residentes en Francia.

El enclave, situado en la región de Trás-os-Montes, presenta un perfil empinado de suelo duro y solo es apto para una limitada explotación agrícola debido a que se construyó una hilera de terrazas que lo permiten. Con todo, los recursos son insuficientes y la emigración a países más desarrollados de la Unión Europea se convirtió en una vía de escape.

Ahora el retorno de varios círculos familiares de esta procedencia ha desatado la desolación en pocas fechas, pues viajaban con el virus a cuestas y lo único que han hecho es difundirlo … hasta el punto de que al menos 25 de los 40 vecinos se ha contagiado, de acuerdo con la denuncia de los habitantes locales al diario luso 'Correio da Manha'.

Su ilusión por volver se fusionó con la irresponsabilidad de descuidar las precauciones necesarias en estos tiempos de pandemia. Y así se reunieron sin protección en el único café de la aldea, donde se abandonaron a una larga sesión de comida, bebida y partidas de cartas entre los amigos de toda la vida (saliva incluida a la hora de barajar los naipes, toda una temeridad).

De esta forma, la que se prometía como una velada entrañable se transformó en un reguero de infecciones , lo que ha dado al traste con el característico sosiego que impregna una zona ubicada a tan solo 100 kilómetros de la frontera con Galicia.

¿Realmente mereció la pena semejante diversión efímera ? Es la pregunta que se hacen los tramontanos de allí porque pasaron las fiestas navideñas y, entre los días 3 y 4 de enero, los visitantes regresaron a sus puntos de residencia en tierras francesas.

Un itinerario de ida y vuelta realizado en vehículos particulares, pues los desplazamientos por carretera son los únicos que pueden garantizar traspasar fronteras sin control, aparte de que no existe ninguna conexión ferroviaria internacional desde Portugal (salvo la corta línea Oporto-Vigo) desde que Renfe canceló el tren nocturno Lisboa-Madrid.

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