La variante brasileña, aún no detectada en Portugal
Los fuertes vínculos entre los dos países de lengua portuguesa hacen temer el desembarco de la nueva cepa
El Gobierno portugués reconoce que, oficialmente, la variante brasileña del coronavirus no ha sido detectada en ningún paciente del país vecino, al menos de momento. Pero las autoridades se hallan en alerta debido a la estrecha relación entre las cunas del fado y de la bossa nova, unidas por unos lazos de gran intensidad, como corresponde a los dos principales países de lengua portuguesa.
El movimiento de personas es constante entre los aeropuertos de Río de Janeiro, Salvador de Bahía o Sao Paulo y Lisboa u Oporto por motivos familiares, de trabajo y también de ocio. De hecho, antes del azote de la nueva enfermedad, la pujante clase media brasileña se había lanzado a adquirir propiedades inmobiliarias en territorio luso con vistas a dar el salto a Europa.
Basta un simple paseo por la Avenida Antonio Augusto de Aguiar, donde se encuentra el Servicio de Extranjería y Fronteras, para ver a decenas de brasileños en la fila.
Por tanto, estos fuertes vínculos presagian un eventual desembarco próximo de la nueva cepa, que viene a sumarse a la británica y sudafricana, en unas claras muestras de la asombrosa capacidad de mutación de este virus que asola el planeta.
Precisamente, este cúmulo de circunstancias representa una de las razones esgrimidas por el Gobierno de Boris Johnson para prohibir los vuelos procedentes de Portugal y de otra excolonia lusa, Cabo Verde. Una medida que se interpreta como claramente desproporcionada, sobre todo valorando que todavía no hay casos de la variedad brasileña y que Reino Unido es uno de los países que peor ha gestionado la pandemia.
Los camioneros de cualquier nacionalidad que hagan rutas desde tierras lusitanas hasta las británicas quedan eximidos de semejante veto, como también los ciudadanos ingleses, escoceses, galeses e irlandeses que pretendan viajar a Londres, Mánchester o Liverpool.
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