Jing-Jin-Ji, la megalópolis china del futuro que tendrá más de cien millones de habitantes

En un área metropolitana que será casi la mitad de España, Pekín se extenderá hasta la vecina ciudad de Tianjin y la provincia de Hebei

Jing-Jin-Ji, la megalópolis china del futuro que tendrá más de cien millones de habitantes PABLO M. DÍEZ

PABLO M. DÍEZ

Parece el escenario de una película de ciencia-ficción, pero es el futuro que le aguarda a Pekín como capital del país más poblado del planeta. Con 22 millones de habitantes y 16.807 kilómetros cuadrados, de los que 2.738 conforman el núcleo urbano, esta jungla de asfalto plagada de rascacielos ya se ha quedado tan pequeña que sus autopistas y circunvalaciones están colapsadas hasta de noche , las colas son eternas para montarse en sus abarrotados autobuses, las paradas de metro en los distritos de oficinas deben escalonar la entrada de pasajeros en las horas punta y su flota de casi 70.000 taxis hace años que dejó de ser suficiente.

Lo peor de todo es que, dentro del desarrollo insostenible de China, a Pekín no le espera más que seguir creciendo por la masiva llegada de emigrantes procedentes del campo atraídos por las oportunidades que ofrece la gran ciudad. Para organizar esta frenética urbanización, espoleada por el crecimiento económico de las últimas décadas, el régimen chino ya planea expandir la capital por una gigantesca área metropolitana que se extenderá a la vecina ciudad costera de Tianjin, que suma una población de 14 millones de personas a 140 kilómetros de distancia, y a la provincia de alrededor, Hebei, que cuenta con una superficie de 187.700 kilómetros cuadrados y 73 millones de habitantes.

En total, dicha megalópolis tendrá una población de más de cien millones de personas y ocupará 215.000 kilómetros, casi la mitad de España. Denominada Jing-Jin-Ji (por los caracteres finales en mandarín de Beijing y Tianjin, así como por el nombre tradicional de Hebei), dicha zona es un proyecto largamente acariciado por las autoridades chinas que el actual presidente, el ambicioso Xi Jinping, quiere impulsar como uno de los logros de su mandato.

Según informan los medios chinos, el objetivo es descongestionar Pekín , cuya población quedará limitada a 23 millones de habitantes , reforzar su papel como capital del país y repartir sus servicios por las zonas limítrofes. Para empezar, el Gobierno municipal de Pekín anunció a principios de este mes su plan para trasladar parte de sus edificios administrativos, incluidos sus funcionarios, a un suburbio al este de la ciudad, Tongzhou, a partir de 2017.

Además, saldrán de la ciudad unas 1.200 empresas, entre ellas las más contaminantes y las que requieren mayor número de empleados, con el fin de reducir la polución y aligerar el tráfico. Como buena parte de los pequineses viven en ciudades-dormitorio a las afueras y tardan varias horas en llegar al trabajo cada día, el plan consiste en trasladar a dichas zonas servicios como mercados, hospitales y universidades.

Tres ciudades, tres funciones

Como modelo de planificación urbanística, «el objetivo es que Pekín sea un centro político, cultural y tecnológico internacional , la provincia de Hebei una zona residencial, turística y de manufacturas y Tianjin su puerto de salida al mar para las exportaciones», explica a «The New York Times» Minghao Wang, experto de la Sociedad de Economía Urbana de China.

Para lograr su integración, todas estas áreas estarán comunicadas por redes de autopistas y trenes de alta velocidad como el que ya une, cada diez minutos, Pekín con Tianjin en poco más de media hora. Como si fuera un metro interurbano, dicho ferrocarril va cada día tan lleno que ya se está construyendo una segunda línea.

En los próximos meses se inaugurará otra conexión con las ciudades más alejadas de Hebei, como Tangshan, y un tren de alta velocidad llegará también a las nevadas montañas de Zhangjiakou, localidad que aspira a celebrar junto a Pekín los Juegos Olímpicos de Invierno en 2022.

De esta forma, el corredor metropolitano de Jing-Jin-Ji pretende competir con las superpobladas aglomeraciones industriales de los deltas del río Yangtsé, en torno a Shanghái, Hangzhou, Suzhou y Ningbo, y del río de las Perlas, que engloba a Hong Kong, Macao, Shenzhen, Zhuhai y Cantón (Guangzhou). Como si fuera el escenario de una película de ciencia-ficción, la capital de China ya se prepara para su futuro como la mayor concentración urbana del mundo.

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