
La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele iniciarse en la infancia y la adolescencia, y que tiene su origen en una interacción genética y ambiental, siendo más importante la parte ambiental o conductual, establecida por un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético.
Sin embargo, la obesidad no solo se debe a un consumo excesivo y/o a una actividad física deficiente. Al menos, así se expone en el análisis científico ‘Etiología de la Obesidad’ que ha servido de base para la elaboración del Documento de Consenso ‘Obesidad y Sedentarismo en el Siglo XXI: ¿qué se puede y se debe hacer?’.
Hoy en día se conoce que la epidemia actual de obesidad coincide con un profundo cambio de hábitos de la población, tanto a nivel de actividad física como de patrones alimentarios, y que los cambios demográficos y culturales han afectado el comportamiento de los seres humanos en múltiples vías.
En la actualidad, junto al resto de factores más conocidos, hay abiertas diversas vías de investigación en cuanto a las causas de la obesidad, mereciendo especial atención dentro de los mismas la nutrigenómica y la microbiótica.
Entre los factores principalmente asociados a la obesidad, el profesor Lluìs Serra-Majem, Presidente de la Fundación para la Investigación Nutricional y autor de este análisis científico, destaca especialmente aspectos como el estilo de vida o factores sociodemográficos como la edad y el género, el nivel cultural y socieconómico o la distribución geográfica. «En casi todos los estudios realizados con adultos residentes en España vemos cómo la prevalencia de obesidad es mayor en los hombres, y cómo esta aumenta según la edad es mayor», apunta.
En el equilibro energético está la clave
Según el análisis científico, la obesidad es el resultado de un balance energético positivo continuado, en el que la ingesta total de energía supera el gasto energético total. Así, el objetivo del tratamiento de la obesidad es revertir este balance y el de la prevención, evitar que el balance energético se convierta en positivo.
«Los mensajes a la población para la prevención de la obesidad no se deben dividir en mensajes sobre la importancia de una correcta alimentación por un lado, y mensajes sobre la importancia de la actividad física por otro. Ambos deben ir juntos ya que son componentes de la misma ecuación», agrega el profesor Serra-Majem.
Desde el punto de vista del equilibrio energético, es factible tener un mayor éxito en la prevención del aumento excesivo de peso que en el tratamiento de la obesidad. La razón se debe a que el sistema de equilibrio energético del organismo muestra una oposición más fuerte a la pérdida de peso que al aumento del mismo. Aunque hacen falta grandes cambios de comportamiento para reducir y mantener el peso corporal, pequeños cambios comportamentales pueden ser suficientes para prevenir la excesiva ganancia de peso.
El concepto de equilibrio energético, junto a la comprensión sobre cómo el cuerpo logra este equilibrio puede ser un marco útil para el desarrollo de estrategias que contribuyan a reducir las tasas de obesidad. En Europa, la mayor parte de la población (60%) no realiza ningún deporte o lo practican poco a menudo (21%). En el caso de España, el 42% de la población nunca realiza actividad física o deporte, y nuestro país se sitúa en la undécima posición entre los 28 países de la UE en los que menos actividad física y deporte se realiza, precedida por Grecia, Bélgica, Portugal, Italia, Hungría, y Polonia, entre otros. Por el contrario, países como Suecia, Finlandia, Dinamarca, Eslovenia, Irlanda u Holanda, registran un porcentaje menor de personas inactivas.
Origen de la obesidad infantil
En cuanto a la etiología específica de la obesidad infantil, el análisis destaca cómo numerosos estudios científicos muestran que la obesidad infantil determina en gran parte el padecer obesidad en la edad adulta. Según el texto, la franja de edad en la que más casos de obesidad infantil se dan abarca desde los 6 hasta los 13 años.
Entre los factores asociados al sobrepeso y obesidad en la infancia el estudio aborda la importancia del periodo prenatal y perinatal, y cómo la excesiva o limitada ingesta de nutrientes durante estos dos momentos puede jugar un papel relevante en la aparición de obesidad en otros momentos de la vida.
Igualmente, Serra Majem destaca la relación de la genética con esta patología y señala que «actualmente numerosos cromosomas relacionados con la obesidad se han descubierto y la investigación se centra en la localización de los genes específicos involucrado en el desarrollo de esta enfermedad».
Con respecto a los factores nutricionales, el experto destaca que «no está claro si los niños obesos consumen más calorías que los niños no obesos; por ello es necesario seguir investigando sobre este tema». Para este experto, «la obesidad es un enfermedad crónica compleja y multifactorial cuyo inicio por lo general ocurre durante la infancia o la adolescencia y cuyo origen radica en una interacción entre la genética y el ambiente. Resultaría muy simplista pensar que la obesidad sólo se debe a un consumo excesivo y/o a una actividad física deficiente. En la actualidad, junto al resto de factores más conocidos, hay abiertas diversas vías de investigación mereciendo especial atención la nutrigenómica y la microbiota intestinal».