El tren de Alta Velocidad para el Cádiz está a punto de salir... y no espera. Se va, tan rápido como su nombre indica, y si los gaditanos quieren seguir viajando en Primera clase no deben demorarse más de lo oportuno. La estación para reengancharse al último vagón está en Mallorca, una isla incomunicada con el país por tierra y por ende por rail, y muestra palpable de que esto es sólo una alegoría, una metáfora que indica la necesidad imperiosa del equipo amarillo de salir airoso de Las Baleares si paradójicamente no quiere ir haciendo las maletas.