El león ya no es tan fiero como lo pintan. Una camada de cachorros inexpertos, faltos de garra y superados por el peso de su escudo está echándole un pulso a la octogenaria Liga de las Estrellas. Hace poco más de una década, La Catedral era templo sagrado hasta que el protestante Bosman se dignara a profanar con sus tesis la obsoleta normativa futbolística, haciendo tambalear los pilares de la filosofía rojiblanca. Lezama contra el resto del mundo en una lucha desigual. Tradición contra modernidad, cantera contra talonario. La fuerza poco a poco está venciendo a la nostalgia, y la condena parece inevitable. Si no es hoy, será mañana.