Los Reyes de España, junto a la princesa de Tailandia Mahachakri Sirindhorn, ayudaron ayer a Don Quijote a derribar otra frontera con la presentación de la primera edición en tailandés de la universal obra de Cervantes. La iniciativa, cargada de simbolismo, escenificó los deseos de éxito en las relaciones bilaterales, más allá del ámbito cultural. El mérito de que el tailandés se convierta en la lengua número 86 para la difusión mundial de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha corresponde a la «perseverancia» de la profesora Swangwan Traicharoenwiwat, heredada de su madre, según confesó esta filóloga, antes de hacer entrega al Rey de España y a la princesa Mahachakri de los dos primeros ejemplares de la histórica edición.