Zapatero defiende en su visita a Ceuta la igualdad entre todos los españoles
El jefe del Ejecutivo alaba la convivencia entre culturas y promete más recursos para integrar a los inmigrantes El recibimiento institucional fue mucho más caluroso que en Melilla
Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero prometió a los ceutíes que «nunca estarán solos» y les garantizó la misma consideración que al resto de los españoles. El presidente del Gobierno zanjó con estas afirmaciones la polémica abierta por su visita a Ceuta y Melilla, que ha suscitado las protestas de Marruecos y las críticas del PP por no proclamar de manera más rotunda la españolidad de ambas ciudades autónomas. El jefe del Ejecutivo alabó al término de su visita la convivencia entre cristianos, musulmanes, judíos e hindúes y prometió invertir más para integrar a los inmigrantes.
El Gobierno considera innecesario que el jefe del Ejecutivo reafirme una vez más la españolidad de Ceuta y Melilla porque es un asunto que «no está en cuestión»y porque en el Palacio de La Moncloa sostienen que la mera presencia de Zapatero esta semana en las dos ciudades es ya un reconocimiento a la pertenencia de estos enclaves a España, que Marruecos considera colonias en su territorio. El Gobierno cree, además, que la visita no ha dañado las relaciones bilaterales hispano marroquíes, que según fuentes gubernamentales son «excelentes».
En una comparecencia institucional en la que no se admitieron preguntas, el presidente obvió esta cuestión, aunque de forma implícita sí se refirió a la pertenencia de esta ciudad a España al afirmar que su deber «es que todos los españoles tengan el mismo trato, la misma consideración y que sientan cercanos a su Gobierno». Zanjaba así la cuestión y de paso recordaba que era el primer jefe del Ejecutivo que visitaba Ceuta y Melilla desde que en 1980 lo hiciera Adolfo Suárez, gesto que el Gobierno considera suficiente para demostrar la españolidad de las dos ciudades sin necesidad de incomodar aún más al país vecino.
Poco después, en el último acto de su visita -un almuerzo con representantes de la sociedad civil ceutí- el presidente del Ejecutivo prometió a los ciudadanos de Ceuta que «ni están ni estarán nunca solos».
Culturas y religiones
Zapatero se reunió con el presidente autonómico, Juan Vivas, quien le expuso los problemas de la ciudad, y tras el encuentro reafirmó el compromiso del Ejecutivo central con la seguridad y la gestión ordenada de la inmigración. Anunció que incrementará las partidas sociales para atender a los irregulares y a los menores no acompañados, aunque no especificó qué recursos destinará a ello.
El jefe del Ejecutivo alabó también la convivencia de culturas y religiones en Ceuta y destacó que los ciudadanos de las cuatro religiones que en ella cohabitan -cristianos, musulmanes, judíos e hindúes- deben tener los mismos derechos y hacer el mismo esfuerzo de integración. Zapatero confió en que su visita sirva de «pequeñísima contribución» al entendimiento.
Al igual que hizo en Melilla, en Ceuta se acercó al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, donde los extranjeros le dieron la bienvenida y le pidieron «papeles para todos». Un grupo de irregulares de procedencia asiática que se encontraban fuera del recinto le gritaron al paso de su vehículo «¿Viva Zapatero!».
El recibimiento institucional en Ceuta fue mucho más caluroso que en Melilla. A diferencia de lo que ocurrió en Melilla, donde quedó patente que Juan José Imbroda y Zapatero pertenecen a formaciones políticas rivales, el presidente Vivas (también del PP) consideró que la presencia del jefe del Ejecutivo central era «extraordinariamente relevante» y un momento «histórico» para el municipio que transmite «tranquilidad, ánimo y confianza» a sus ciudadanos.
Obsequio
Vivas, que en público no planteó a Zapatero su demanda de convertir Ceuta en comunidad autónoma, entregó al presidente una réplica en miniatura del bastón de mando del primer gobernador de la ciudad. Se trata de una copia del que utilizó Pedro de Meneses, el gobernador que dejó Juan I de Portugal al frente del enclave tras conquistarlo en 1415. Vivas explicó que con el obsequio trataba de transmitir el «afecto y la consideración de los ceutíes» como un símbolo de la autoridad, lealtad y el compromiso del presidente con la ciudad.