La Voz de Cadiz
Domingo, 29 de enero de 2006
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XEREZ
 
 
EDICIÓN IMPRESA
 
INTERMITENTE. Ismael no fue tan decisivo como en otras tardes. / J. C.
Deportes/Xerez
Balboa, ¿Fichalo!, De la Red, ¿Fichalo!, Adrián Martín, ¿Fichalo!, Jurado, ¿Fichalo!, ¿Fichalo!, ¿Fichalo! Cómo juegan esos niños caray. Cualquiera de ellos es capaz de liarla y decidir un encuentro. Hasta el más torpe es capaz de firmar una de las bicicletas de Robinho o una ruleta a lo Zidane. No era casualidad que el partido se disputara en la ciudad deportiva del Real Madrid, ni que los rivales del Xerez portaran en el pecho el escudo del club más laureado del mundo. El filial blanco no conoce aquella fórmula de fútbol directo por la que el central pega un balonazo en busca del punta. El juego de los merengues sólo tuvo una senda que nacía en los pies de cualquiera de los centrales, pasaba por las botas de Rubén de la Red y llegaba en corto a Jurado. En cuanto en sanluqueño se apoderaba del cuero, comenzaba la magia. El media punta estuvo inspirado y soportó el bagaje ofensivo de su equipo. Durante la primera mitad no hizo demasiada chispa con Soldado, pero se apoyó continuamente en Balboa y Adrián Martín, dos auténticos puñales. A medida que iban pasando los minutos, la figura del gaditano iba creciendo y creciendo, hasta atemorizar a los azulinos con solo realizar un amago. El ritmo del encuentro fue altísimo. En gran medida soportado por los cachorros de Valdebebas, pues los xerecistas se quedaron un pelín deslumbrados por la calidad técnica del Castilla. Eso sí, los hombres de Alcaraz demostraron la inteligencia futbolística que el técnico del Xerez intenta inculcarles. Cuando vieron que frente a ellos había un cuadro técnicamente superior, tiraron del plan B y remontaron a base de jugadas a balón parado.
 
 

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