Italia enseñó ante Alemania todo su carácter competitivo. La selección transalpina mostró las razones que le han llevado a disputar su sexta final de la Copa del Mundo. Su juego ha sido criticado y el 'Calcio' atraviesa grandes dificultades con la justicia. Pero el fútbol italiano siempre acaba saliendo adelante.
Italia comenzó el partido contrarrestando el empuje de Alemania. Lippi dio forma a un equipo en el que predominaban los jugadores fuertes y en el que Pirlo y Totti aportaban el toque de calidad. Consiguió hacerse con la posesión del balón durante la primera parte para después ceder terreno y reagrupar a sus hombres para tratar de llegar a la prórroga. Sin embargo, su actitud cambió cuando, ya en el tiempo añadido, Lippi se percató de que los futbolistas de Klinsmann andaban al límite.
Los cambios fueron la consecuencia lógica del inteligente planteamiento del técnico italiano. Y es que, al ver que el gol se le resistía, Italia decidió replegarse para cansar a su rival y asestar el golpe definitivo. La astucia de Lippi funcionó.