Tras disfrutar con sus familias o amigos del día de descanso que les concedió el jueves el seleccionador, los internacionales españoles volvieron ayer al tajo. Antes de las dos de la tarde, como era preceptivo, todos los jugadores estaban ya en el comedor del Sportcentrum de Kaiserau. La sesión de entrenamiento comenzó a las siete de la tarde y fue seguida por cerca de 2.000 personas en un ambiente de fiesta e ilusión desbordadas. Y es que la goleada ante Ucrania ha disparado todos los ánimos en el entorno de la selección, donde el optimismo se contagia entre bocinazos y cánticos de «¿Campeones, campeones oe, oe, oe!».
El entrenamiento, al que acudió el presidente de la Federación española, Ángel María Villar, y que se desarrolló a una temperatura ideal, mucho más fresca que en días anteriores, sirvió para confirmar que Luis Aragonés no tiene intenciones de cambiar su once titular de cara al partido del próximo lunes (21 horas) en Sttutgart ante Túnez. Se había especulado con la posibilidad de que futbolistas como Raúl, Reyes o Albelda tuvieran su oportunidad ante un rival cuyo centro del campo ha sido alabado en más de una ocasión por el seleccionador. Pero va a ser que no. Salvo que se produzca un contratiempo que nadie desea en los próximos días, no habrá cambios.
Lo cierto es que la decisión del seleccionador no puede ser más lógica. Aparte de que el primer mandamiento del fútbol es no tocar lo que funciona -y vaya si España funcionó ante Ucrania-, tampoco hay que olvidarse de que el equipo titular por el que ha apostado el 'sabio' de Hortaleza necesita seguir rodándose. Conociéndose. Es evidente que tiene margen de mejora; entre otras razones de peso porque esos once jugadores titulares jugaron juntos por primera vez en Leipzig frente a Ucrania.
Puyol marca el 'tempo'
La sesión de trabajo se prolongó ayer durante poco más de una hora. Tras los estiramientos de rigor, los jugadores pasaron un rato haciendo rondos. En sus bromas y sonrisas se retrataba el buen humor reinante en el grupo. Al cabo de media hora, el seleccionador se llevó a uno de los campos al equipo titular y le apretó las tuercas. Los cuatro de la retaguardia y Xabi Alonso defendían, mientras Senna, Xavi y el trío ofensivo compuesto por Luis García, Villa y Fernando Torres atacaban. Los gritos de Luis sirvieron para identificar en la distancia sus prioridades: la presión, la búsqueda de espacios y el correcto dibujo de la línea del fuera de juego, cuyo 'tempo' era marcado por Puyol. Tras veinte minutos muy intensos, el seleccionador repitió el ejercicio de cinco contra cinco con los suplentes, mientras los titulares se desmarcaban para ensayar el repertorio de centros y remates.
Concluyó así en Kamen una jornada en la que los jugadores insistieron en la necesidad de detener la euforia. «Vayamos con calma, que sólo hemos ganado un partido», venían a decir. Mariano Pernía fue uno de los encargados de pedir cautela. «Tenemos que estar con la cabeza fría y la mente puesta en lo que tenemos que hacer. No hay que pensar en otras cosas», comentó el hispanoargentino. Xavi Hernández insistió en el mismo mensaje cuando se le preguntó su opinión sobre la goleada de Argentina ante la selección que, conviene no olvidarlo, mandó a España a la repesca en la fase de clasificación. «Quizás nos venga bien para bajar la euforia», afirmó.