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Jueves, 15 de junio de 2006
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CÁDIZ
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Segundo edificio desalojado por las obras de un solar en el barrio de La Viña
Las obras de la finca que da a las calles San Félix, Pericón y Lubet provocan el derrumbe del techo de una vivienda y de un pasillo y heridas muy leves a una niña de cuatro años
Segundo edificio desalojado por las    obras de un solar en el barrio de La Viña
INSPECCIÓN. La Policía Local recibió el aviso en torno a las ocho de la mañana. / ÓSCAR CHAMORRO
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En La Viña apenas se hablaba ayer de los prolegómenos del España-Ucrania. El barrio amaneció a las siete de la mañana con una de esas sacudidas a las que los vecinos ya parecen acostumbrados. Media hora más tarde los habitantes del número 19 de la calle Pericón de Cádiz tenían que salir prácticamente con lo puesto. El techo del pasillo y de una vivienda se derrumbaba sobre las 7.30 de la madrugada. No hubo más heridos que los rasguños de una niña de cuatro años, gracias a que sus padres actuaron con rapidez y salieron corriendo a la calle.

Pero el desalojo de Pericón, 19 es una crónica de lo que anunciaban las grietas que poblaban paredes y techos desde hace meses, concretamente, desde que comenzó la obra del enorme solar colindante que ya provocó el desalojo de Lubet, 3.

Muertos de miedo

Horas más tarde, las seis familias de Pericón, 19 se reponían del susto en la calle, acompañados de amigos y familiares. La primera queja era para los peritos y técnicos municipales y de la empresa de la obra anexa (San Miguel Promotora Andaluza), que certificaron el pasado viernes que el edificio estaba en óptimas condiciones. «Estamos todos muertos de miedo», confesaba C. R, la madre de la pequeña, quien ayer por la mañana había decidido presentar la denuncia ante la Policía Nacional con el parte de heridas leves de su hija.

Arriba, en su piso, esperaba también para ser desalojada una mujer de 93 años, muy nerviosa, a quien finalmente tuvieron que recoger en un taxi porque el SAS no acudió a buscarla. Su hermana María Ángeles, que vive con ella, y sus sobrinos afirman que la anciana no puede caminar y apenas ve y que le será difícil adaptarse a vivir en el hotel que ha buscado la empresa San Miguel para los vecinos.

La finca afectada por el derrumbe está rehabilitada íntegramente desde hace cerca de cuatro años. Su propietario, Agustín Rubiales, se muestra confiado en la buena voluntad de la promotora responsable: «Esperemos que lo dejen tal y como estaban y que los vecinos puedan regresar a la mayor brevedad». Pero la empresa ya ha estipulado que al menos les costará dos semanas arreglar los desperfectos del edificio y asegurar el resto de los inmuebles en previsión de que ocurra algo similar en San Félix, 6, donde también se han detectado hendiduras.

De momento, el edificio ha quedado precintado, al igual que la peña Los Abanicos, que tiene su sede en la planta baja. Lo único que se ha librado ha sido la carnicería, que según la Policía Local no resultó afectada. Fueron los efectivos de la Policía Local, junto a los de los bomberos y los técnicos de la Dirección de Urbanismo, los que realizaron una primera inspección del inmueble, una vez que se recibió el aviso en la centralita, hacia las 8.10 de la mañana. En cualquier caso, según informaron desde el Ayuntamiento gaditano, hoy se emitirá un informe para conocer el alcance de los daños en el edificio.

La solución propuesta por la constructora y promotora, según dicen, atajará los problemas de grietas e inseguridades en todos los edificios colindantes no sólo mientras duren las obras, sino para siempre, algo que se reclama hace mucho tiempo desde la asociación de vecinos del barrio.

Cuando hace poco menos de un mes hubo que desalojar a las siete familias de Lubet, 3 los vecinos de Pericón, 19 mostraron su temor de que su finca siguiera los mismos derroteros a la vista de las grietas que presentaban cocinas, cuartos de baño y habitaciones y que continuaban por las zonas comunes del edificio. Pero los técnicos y los peritos habían ido una y otra vez y habían asegurado que no había peligro de derrumbe.

El problema, al parecer, es que las dimensiones subterráneas del edificio (14 metros) superan la cimentación de las fincas colindantes, lo que provoca los corrimientos de tierra.



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