Alrededor de un millar de personas despidió esta mañana en Estepona (Málaga) al joven de 21 años Miguel Clavijo, que murió el martes de un disparo fortuito de un guardia civil en Jimena de la Frontera y fue enterrado hoy en su localidad natal.
La misa se celebró en una abarrotada iglesia de Los Remedios en la que se vivieron momentos de dolor, especialmente de sus padres y su hermana, que permanecieron junto al ataúd hasta que fue trasladado al cementerio municipal.
La madre de Miguel Clavijo anunció, con la foto de su hijo entre las manos, que buscarán "al mejor abogado" para que les defienda en este caso y dijo que acudirá a todos los medios de comunicación que reclamen su presencia para dar su versión de los hechos.
Por su parte, la hermana del fallecido se lamentó del trato recibido por los agentes de la Guardia Civil y mostró a los asistentes los hematomas que, según su testimonio, le produjeron efectivos del cuerpo durante los trámites realizados.
Tras la misa, el féretro fue trasladado de nuevo al cementerio del Santo Cristo de la Veracruz, donde fue enterrado sobre la una de la tarde, tras recibir el último adiós de sus familiares y amigos.
Manuel Clavijo murió en la tarde del pasado martes, tras recibir un disparo fortuito de un agente de la Guardia Civil, también vecino de Estepona, en la localidad gaditana de Jimena de la Frontera.
El Juzgado número 1 de San Roque decretó ayer el secreto de sumario sobre esta muerte, mientras la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil continúa la instrucción del caso e intenta esclarecer el suceso que tuvo lugar en el kilómetro 23 de la A-405, cuando el joven se dirigía junto con un primo y un compañero de trabajo a Algeciras.
El juez instructor decretó el secreto de sumario después de que prestaran declaración los otros dos ocupantes del vehículo y el guardia civil autor del disparo.
La Subdelegación del Gobierno en Cádiz explicó que los hechos ocurrieron poco después de las tres de la tarde cuando el agente se encontraba realizando "un servicio de apostadero" a una distancia de unos quince metros de dicha carretera, por la que pasó una furgoneta en la que la víctima viajaba como copiloto.
El agente efectuó el disparo mientras manipulaba la pistola reglamentaria y alcanzó a la furgoneta que circulaba por dicha vía, concretamente al copiloto que ocupaba el asiento derecho y que murió al instante.
Sin embargo, los familiares afirmaron a los periodistas en las inmediaciones del tanatorio de Botafuegos en Algeciras que los ocupantes del vehículo no vieron ningún control en la carretera y no se dieron cuenta de dónde venía el tiro hasta que los agentes salieron de unos matorrales.
Una tía del fallecido, María Clavijo, explicó que el joven llevaba una semana trabajando en Jimena de la Frontera para una empresa familiar dedicada al sondeo y perforación de pozos.