El Nuevo Colombino es la última estación de penitencia de una segunda vuelta con más pena que gloria para el Xerez Deportivo. Los chicos de Alcaraz visitan el campo de un equipo en fiesta. Hace una semana asistieron como anfitriones de lujo a la velada festiva del Nástic en Chapín y ahora visita a otro equipo que se encuentra en plena celebración. Los de Alcaraz se asemejan a los operarios que trabajan en el levantamiento y la logística de un concierto. Montan el tinglado, colaboran en el montaje de la obra pero sin intervenir en ella, su presencia es testimonial. Así se presenta el Xerez en el Nuevo Colombino, como un equipo invitado a una fiesta ajena donde sólo se le pide que participe como parte del inmobiliario que rodea al encuentro. Algún día será el Xerez el protagonista, tendrá los cinco minutos de gloria que le corresponden según Andy Warhol, pero de momento debe solventar como pueda estos partidos-trámites que tanto sopor suscitan en el aficionado al fútbol. No hay nada más adormecedor que un partido de fútbol donde se miden dos conjuntos que no se juegan nada, excepto los puntos.